Traspasos de peloteros en la Serie Nacional: La nueva novela de la pelota cubana

Por Boris Luis Cabrera Desde hace unos años el tema de los traspasos de peloteros a otras provincias viene acrecentándose en nuestra Serie Nacional. Son conocidos los casos de muchos atletas que por diversos motivos han dejado atrás sus equipos y han aparecido en las nóminas de otros. Algunos son peloteros que no tienen cabida […]

Por Boris Luis Cabrera

Desde hace unos años el tema de los traspasos de peloteros a otras provincias viene acrecentándose en nuestra Serie Nacional. Son conocidos los casos de muchos atletas que por diversos motivos han dejado atrás sus equipos y han aparecido en las nóminas de otros.

Algunos son peloteros que no tienen cabida dentro de una alineación regular y emigran en busca de más posibilidades para mostrar su talento, otros lo hacen motivados por ofertas de viviendas u otras regalías y está el grupo de los que por motivos familiares o muy personales, se ven en la necesidad de hacerlo para poder seguir jugando al béisbol.

Ejemplos hay muchos en la Serie, desde jugadores desconocidos o descartes, hasta jóvenes en progresión o grandes estrellas.

En épocas pasadas, esos casos eran esporádicos y debidamente analizados por la Comisión Nacional. Luego aparecieron los «préstamos» de jóvenes talentosos a otras provincias por un tiempo limitado, para que pudieran desarrollarse mejor en otras tierras necesitadas.

Hasta ahí todo es perfectamente entendible e incluso da la sensación de una liga organizada, partiendo siempre que el campeonato beisbolero en Cuba tiene sus particularidades.

En nuestro país los salarios no son diferenciados. Gana lo mismo un jugador de calidad extra que uno de bajo nivel, no se contrata por dinero y los conjuntos se nutren de los atletas de su provincia.

Desde hace unas temporadas, son cada vez más sonados los casos de figuras establecidas que pasan de un equipo a otro, sin otra justificación que un simple deseo o por molestias con su cuerpo de dirección.

Muchos abogan por un libertinaje en ese sentido, alegando el derecho de cada pelotero a jugar donde le plazca y dónde le oferten mejores condiciones de vida o un lugar dentro de una alineación regular en la Serie Nacional, pero, ¿es esto realmente justo?

¿Qué ganancia obtiene una provincia determinada cuando uno de sus mejores hombres decide así, de la noche a la mañana, cambiar de casaca? ¿Qué hacen esos territorios después de invertir tiempo y recursos en un atleta durante parte de su carrera deportiva y lo pierden todo de repente? ¿Por qué unos si pueden hacerlo y otros no? ¿Qué opciones tienen las provincias de pocos recursos para “enamorar” a sus peloteros y evitar emigraciones de este tipo?

Sin dudas no hay una competencia leal en ese sentido.

Si buen nuestros peloteros se merecen una atención superior y mejores salarios, esto no puede dejarse a merced de lo que pueda ofertarle alguien en detrimento de la poca riqueza de determinada región o el interés que le ponga a este deporte los gobiernos provinciales.

Por otro lado, esto tampoco puede ser una camisa de fuerza. 

Hay casos especiales donde urge el cambio por motivos personales y estas cosas hay que respetarlas.

Lo que sí es muy importante es velar por el equilibrio de los equipos en la Serie Nacional, evitar que esto afecte a las provincias menos favorecidas, teniendo en cuenta que en nuestro campeonato no existe un Draft de dónde se puedan ellas nutrir ni nada parecido.

Los casos que han llegado a mi conocimiento de peloteros que este año quieren jugar en otras provincias son alarmantes.

No los menciono para no caer en chismes ni armar polvaredas innecesarias, pero estas cosas, si se hicieron mal en el pasado no tienen que seguir arrastrándose de por vida.

En buen cubano, «el relajo tiene que ser con orden», el libertinaje y el descontrol nunca fueron buenos consejeros y hay que encontrar soluciones rápidas y efectivas sin olvidar nunca al atleta, sus derechos y necesidades. He ahí una tarea más para la nueva directiva de la Comisión Nacional de Béisbol.

Nos vemos en el estadio.

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