Por Alexander García
¡Fue una locura total! Eso de picharle a William Saavedra fue un arrebato en toda la dimensión, verdad que no había jugado casi la temporada, que la edad le puede pesar, hay tantas verdades que pudieran darle la razón a Eriel Sánchez, pero no, al final fue una locura y más cando Socarrás le tiró un caramelo a la altura de las letras.
Ya Pinar casi amarra su boleto a semifinales, ya el juego dos es historia, el uno también, Saavedra salió lesionado, casi se la bota por la banda contraria a Yamichel Pérez en el primer inning y si Lázaro Emilio Blanco y Yasser Julio González se robaron el show con cuatro imparables este viernes, otra vez, como siempre ha pasado en estos últimos diez años, hay que volver a enfocar con mirada sublime a la figura de William Saavedra.
Y digo que fue una locura porque otra vez, volviendo a los últimos diez años, quizás con más énfasis desde la Serie 50, William Saavedra es uno de los bateadores más determinantes del béisbol cubano en postemporada.
Desde aquella mítica campaña, en la que Alfonso Urquiola con un equipo armado a retazos logro ganarle a todo el mundo, primero a Sanctis Spiritus, luego a Cienfuegos y después a Ciego de Ávila en la final, desde aquella campaña, William Saavedra empezó a lucir su poder, dándole en la cara a la bola.
No por gusto, años después, el mismo Víctor Mesa lo pide de refuerzo para quitárselo a Roger Machado y el hombre cumplió, de hecho, estaba cumpliendo desde hacía rato y el final no podía ser otro que llegar al equipo Cuba, primero a la Serie del Caribe, luego al Clásico Mundial
Hay tantos flashazos donde en imágenes se ve la dimensión de Saavedra con los Vegueros, en la Serie 50, luego en aquella final contra Matanzas, en la Serie del Caribe de 2015, en la otra final contra Ciego, después como refuerzo de Villa Clara. Son flashazos que se imponen a golpe de memoria pero están ahí para darle todo el crédito al primera base pinareño y si hoy los vueltabajeros están ahí, otra vez en playoffs, contando con Saavedra, pueden ponerle el cuño que el hombre rendirá y ya lo demostró, de 6-2, con un cuadrangular y cuatro impulsadas, ¡ Saavedra es muy grande!
Y más allá de números, ora vez fríos, cuando uno mira sus últimos turnos en los juegos finales de la fase clasificatoria, se ve que ya le estaba pegando bien a la bola, entero y eso había que tenerlo en cuanto, otra vez creo que fue una locura y aunque el juego se empató y después Frederich Cepeda dio jonrón, vinieron las palabras con Eriel y demás, ese batazo fue un mazazo psicológico que, a la larga, pudo determinar.
Hablamos de un hombre de playoffs, tal vez el pelotero más determinante ahora mismo de todos los que están y si Pinar puede avanzar a semifinales en total medida será por lo que pueda aportar Saavedra, alguien que merece todo el respeto, por eso los gritos, los señalamientos, la especulación, porque sin ser un tipo mediático, como tantos, su hoja de vida legitima su condición de excelente pelotero.
Así de una manera callada, Saavedra sin tanta prensa encima vuelve al ruedo otra vez, su década de gloria respalda su ego y con eso basta.
Nos vemos a la vuelta.