Por Alexander García
Cuando veo su foto con el traje de la sucursal triple A de los Yankees de Nueva York, solo puedo agachar la cabeza y meditar hasta sentirme henchido por el orgullo, luego aplaudo, como un loco, veo la foto una y otra vez y sigo aplaudiendo para mí, solo, aplaudo para mí pero es por él y para él, es por Yadil Mujica, aquel flaquito desgarbado que pegaba las líneas más atronadoras que pude ver cuando tenía unos 20 años y empezaba a meterme de lleno en este mundo del beisbol.
Si en aquellos años estuvo un Yoandy Garlobo que era el gran referente de los equipos matanceros, también estuvo Mujica ahí, jugando en el campo corto a sus anchas, gozando cada juego y bateando cuando nadie lo hacía, incluso ni el mismo Garlobo.
Se de muchas personas que fueron al Victoria de Girón a verlo jugar, a gritarle- ¡eres un muerto!, ¡tú no bateas! La gente iba a eso, pues Yadil siempre llamaba la atención, tenía porte, estilo y disfrutaba esas cosas. De hecho, cuando hace un tiempo lo entrevisté me dijo que si algo extrañaba era volver a vestir el traje de los Cocodrilos y pisar el Victoria otra vez, escuchar a la gente, a los amigos gritarle, tener a la familia en las gradas.
La foto de Mujica con los Yankees es imponente, es un traje imponente, el traje del mejor equipo de pelota en el mundo y Mujica estuvo allí demostrando su talento, sus ganas de llegar pero eran los Yankees y él lo sabe, todos los sabemos, llegar es bien difícil.
Este fin de semana Mujica regresó a la Serie Nacional, el sábado fue subido oficialmente al roster de los Cocodrilos y estará ahí para ser un agradable dolor de cabeza.
Si bien no lució para nada bien en los turnos al bate que consumió ante Cienfuegos, todavía es temprano para hacer deducciones y especular, a un hombre como Mujica todo beneficio de la duda es poco; eso lo ha demostrado.
Ya no es el mismo flaquito de antes, tiene unas libras de más y toda una hoja de vida en los principales circuitos profesionales del continente, México, Venezuela y la MLB por supuesto.
Hoy Yadil regresa con su gente de allá del municipio Martí, pisará la grama de su estadio y sin hacer mucho ruido estará ahí, no son los Navegantes de Magallanes o los Cañeros de los Mochis, tampoco los Mayos de Navojoa, menos los Yankees de Nueva York, son los Cocodrilos de Matanzas, su equipo, su camiseta y hoy, once años después de su salida, el regreso sabe bien.
Así y todo ya algunos hablan de que en el pasado esto o aquello, que si vendió juegos en Las Tunas, que si la indisciplina o el relajo y entonces me pregunto, como muchos, ¿quién no quisiera tener a Yadil Mujica en su equipo?
Si hay algo que ha adquirido Mujica, más allá de su notable calidad es el sentido de la profesionalidad y de eso aún estamos carentes en nuestra pelota, así que hagámonos a un lado y aplaudamos como gente agradecida su presencia.
Nos vemos a la vuelta.