Por Alexander García Milián
Hoy, en este segundo, al momento de darle vida a este trabajo, confieso que aún sin jugar, es Yoenis Céspedes mi pelotero preferido de todos los cubanos que ven acción en el circuito MLB.
La Potencia, es mi ídolo desde que jugaba en Cuba; esas líneas descomunales, ese swing total, completo, pura fibra puesta en función de su biomecánica; todo en Céspedes es letal, impone pauta de solo mirarlo i ver como saca los brazos y como trueno suena el contacto con la bola que viaja y en segundos se pierde por el left field.
Hace unos días los Mets mandaron al granmense a la lista de 60 días, de inhabilitados y ya todos creen que el regreso del oriundo de Campechuela es pura ficción. Comienza la sospecha y la mala vibra a robarme el tiempo.
Los de Nueva York están de líderes, tienen el pitcheo abridor pidiendo oxígeno, bueno pidiendo de todo, pero se gastan las balas con dos promesas, Jeff McNeil y Pete Alonso; dos talentosos peloteros que parecen echarse el equipo al hombro y si a ellos le sumamos a un veterano como Robinson Cano; las señas se disipan y Céspedes no aparece en los planes de nadie.
Los Mets, parece, no cuentan con Céspedes.
Peor aún, los Mets, parece, no necesitan a Céspedes.
Veo en flashazos sendos jonrones de Alonso y McNeil, luego un sencillo productor de Cano para sentenciar un juego contra San Diego; sale Edwin Díaz a relevar y sayonara, se acabó…ganan los Mets y Céspedes en su granja disfruta su dinero, lo disfrutara pero en el terreno, por ahora, nadie lo verá.
Los neoyorkinos se gastaron todo lo que les quedaba en Cano y en Díaz, ambos fueron contratos rimbombantes que sonaron a clarinadas de posible regreso a la Serie Mundial; creo entonces que por aquí anda la cuestión con Céspedes; Yoenis está para inflar su costo y ni siquiera, ser pieza de cambio en un futuro no muy lejano; al menos creo; en los planes actuales de los Mets creo que él no entra…
No sé si es cuestión de miedo, de racismo, de envidia; si es negocio, este es uno de los casos donde odio el dinero y todo lo que viene de él; solo por ver a Yoenis una vez más, daría cualquier cosa y se me pinta imposible. El pesimismo me agobia.
La historia de Céspedes es una de esas, donde por mucho talento que tengas, por mucha capacidad que poseas, te vuelves peón de los jefes y cuando todo parece estar listo para ser la estrella – ¡Pumm!- te vas; ya fue así, con Oakland, luego con Boston y después con Detroit…
Tal vez sea mala suerte, puede que sea una combinación de todos los factores negativos que rondan el caso… ¿qué pasara?, no sé, por ahora el futuro de la estrella cubana se pinta de negro.
Nos vemos a la vuelta.