Por Juan Páez
La temporada 2021 de las Grandes Ligas tendrá muchas aristas interesantes para la armada cubana. Números, intentos de consolidación y debuts, entre otros aspectos, serán factores de importancia para los peloteros cubanos. Y sacando uno de estos hechos a seguir, el poderoso trío conformado por José Abreu, Yordan Álvarez y Jorge Soler entra a colación. ¿Podrán convertirse en la primera triada de antillanos con 35 jonrones en una misma campaña de la Gran Carpa?
En la historia de la legión que representa a Cuba en las Mayores, esa hazaña no se ha visto jamás. En 1998, cuando José Canseco (46) y Rafael Palmeiro (43) dejaron huella con una zafra imborrable, no hubo otro jonronero cubano. El siguiente en la lista para ese año fue Elí Marrero, con apenas cuatro estacazos de vuelta completa por los Cardenales de San Luis. Ahora estas tres figuras pueden lograr un hecho sin precedentes que, a su vez, dé un verdadero inicio a la nueva generación de sluggers antillanos.
El historial reciente de cada uno y su habitual poder en la caja de bateadores dicen que es un hecho posible.
El caso de Abreu es el más particular. Si bien es cierto que solo ha sacado 35 o más pelotas del parque en una ocasión en su trayectoria (2014, con 36), el año pasado experimentó un incremento envidiable de poder en el plato. De hecho, en 2020, un 7.3 por ciento de sus apariciones totales terminó en vuelacerca, el número más alto de su carrera (5.8 % era su mayor registro). También para impresionar, Pito dio un bombazo cada 12.6 turnos legales con el madero, también el mejor promedio de su currículo en Grandes Ligas.
Desde 2016, la velocidad de salida de sus batazos ha ido en subida año tras año. En esa campaña de 2016, finalizó en 89.7 millas por hora, un número aceptable. Pero el inicialista de los Medias Blancas de Chicago no quiso conformarse y va in crescendo. En 2017 pasó a 90.6 MPH, luego a 91.3 MPH en 2018 y a 92.1 MPH en 2019. Durante la campaña pasada, en la que volvió a ubicarse entre lo mejor del big show en este departamento, promedió 92.9 MPH en sus conexiones, mejor que el 95 por ciento de los bateadores de las Mayores.
Lo mismo ha sucedido con su porcentaje de impactos fuertes (53.3 % en 2020) y su Barrel % (14.3 %), que representa la frecuencia con la que Abreu aporrea la bola con la parte más gruesa y fuerte de su madero.
¿Tarea más sencilla?
Para Soler y Álvarez, parece que las dudas van por otro lado. Por su habilidad de sluggers natos, todo indica que si juegan a diario, tendrían grandes probabilidades de no solo llegar a 35 cuadrangulares, sino sobrepasar esa marca. La misión de cada uno será mantenerse saludables, sobre todo para Álvarez, quien viene de someterse a cirugías en ambas rodillas.
En el caso de Soler, fue el líder de la Liga Americana en vuelacercas en 2019, con 48 en 162 compromisos. Incluso de los tres, por sus características naturales y por estar en la débil División Central del joven circuito, podría ser el que tenga el camino más fácil.
En cuanto a Álvarez, aunque nunca ha sacado tal cantidad de pelotas del estadio en las Grandes Ligas, en 2019 totalizó 50 estacazos de vuelta completa entre la Gran Carpa (27) y Triple A (23). Y las cosas parecieron no cambiar mucho en 2020, pues si bien solo disputó dos juegos antes de lesionarse y perderse el resto de temporada, conectó un jonrón enorme en el primero de esos dos duelos.
Todo indica que si el mencionado trío no logra la hazaña citada, al menos podrían hacerle compañía a Palmeiro y Canseco como la única pareja de bateadores cubanos con al menos 35 bombazos en un año en las Mayores. ¡Que comience la fiesta!