Por Yirsandy Rodríguez
Hay más de un lanzador que quisiera leer la mente de Yordanis Samón y decodificar su plan estratégico para atacarlo en el plato. Y eso no sólo puedes verlo cuando Samón golpea la pelota, sino también en cada pitcheo de casi todos los lanzadores que enfrentan al “Bombardero granmense del Dorado”, quien desde hace tres campañas se ha convertido en otro hijo adoptivo bien querido de La Habana.
Samón, por naturaleza, suele sonreír de manera pícara y calculadora cuando lo dominan —no igual que cuando lo retan—, pero una vez que consigue pegarle con furia a la pelota y logra esculpir su pieza ofensiva esperada, es bastante discreto para mostrar su satisfacción emocional.
Cada año desde su debut en la 42 Serie Nacional de 2002-2003, donde se ganó a “palo limpio” el premio de Novato del Año, el ahora veterano de 38 años ha sido uno de los bateadores más consistentes de la pelota cubana. Lo hizo cuando entró al juego con 21 años, vistiendo la camisa de los Alazanes de Granma, y a lo largo de una carrera que anda ya por 18 temporadas.
Esta campaña no ha sido la diferencia, y no sólo los seguidores de Industriales lo pueden percibir: Cuando Samón sube al plato, pensativo, cogiendo su bate por el mango, sin guantillas ni aditamentos protectores y se instala en la caja, la esperanza de ver un turno emocionante se sigue haciendo cada vez más viral.
Cuando el pitcheo en el béisbol cubano aún se podía categorizar de un alto nivel, a inicios de este siglo XXI y, ahora, casi dos décadas después, sus resultados lo demuestran con creces. Si hablamos de números, Yordanis Samón Matamoros ha sido sin dudas uno de los grandes bateadores de su generación.
Después de 145 visitas al plato esta temporada de la 59 Serie Nacional del béisbol cubano, Samón está promediando .466, con 61 hits en 131 veces al bate, además de 14 dobles, dos triples y 10 jonrones.
Esa suma de 26 extra bases convierte al tercer bate de los Azules en el líder de XBH% (porcentaje de extra bases por cada aparición en home), pues ha logrado extender a dos o más bases el 19.8% de sus hits este año. Al mismo tiempo, Samón tiene el slugging más alto (.832) de la liga, suma 41 remolcadas en 35 partidos jugados, y promedia un intocable .522 con corredores en bases.
¿No son esos números de otra galaxia, incluso con la baja del pitcheo a nivel general? ¡No cabe duda! Sin embargo, aún el nombre del inicialista y bateador designado de los Leones de la Capital no lo verás en el listado de los mejores hombres a la ofensiva esta campaña, simplemente porque aún le restan 31 apariciones en home para calificar entre ellos. Como indican las reglas del béisbol, para aparecer entre los líderes individuales de la liga, cada bateador deberá tener al menos 2.7 comparecencias por la cantidad de juegos de su equipo.
Los Azules tienen 65 partidos efectuados, por lo que, para calificar como líder con ese promedio de .465, debería tener 176. Esa es la razón por la cual el antesalista cienfueguero Pavel Quesada aparece encabezando los titulares en promedio ofensivo con .425 (77 hits en 181 veces al bate).
Samón, quien lideró el bateo del equipo (promedió .500, de 10-5) recientemente después de la fatídica eliminación de Cuba en el Premier-12, promedia actualmente para .342 en 18 Series Nacionales. Está a 35 dobles de los 400, 20 jonrones de los 200, 82 anotadas de las 1000 y 66 hits de los 2000, para seguir ampliando su impresionante carrera por casi dos décadas en la pelota cubana.
Sin embargo, aunque se coloca en este minuto en el quinto puesto entre los mejores bateadores de todos los tiempos en Series Nacionales —igualado con José Dariel “Pito” Abreu, promediando .342—, este año, el incansable veterano granmense podría agregar un título más a su legado.
¿De qué se trata? Quizás no hayas reparado mucho en eso, pero Samón nunca ha podido ganar un campeonato de bateo.
Nunca. Ni siquiera promediando 107 hits por temporada, Samón ha ganado el título de average en un año. Durante sus anteriores 17 campañas, tuvo algunas oportunidades pero, al final, la gasolina no le alcanzó para rematar.
Y es que, al menos para conseguir un título de bateo en este siglo, los contendientes han necesitado mantenerse por encima de los .400 de promedio.
Esa ha sido la tendencia: Desde 1999, cuando regresó el uso del bate de madera, de 21 líderes en bateo un total de 13 pudieron escalar la barrera de los .400 —y, uno de ellos, Yulieski Gurriel, ¡tocó la de .500 en 2016!—. Entonces, aunque tal vez suene extraño, ahora, a casi 17 años de su debut, es que Yordanis Samón podría ganar ese título de bateo imposible de disfrutar hasta este minuto.
De conseguirlo, que para eso aún quedan bastantes turnos por analizar, Samón se uniría a los cinco bateadores capitalinos que han ganado un campeonato de bateo con Industriales. ¿Quiénes son ellos? Por si olvidaste algunos, ¡recuérdalos!:
Líderes de los bateadores vistiendo la camisa de “Industriales” en Series Nacionales:
1965 — Urbano González, .359
1967 — Pedro Chávez, .318
1987 — Javier Méndez, .408
2016 — Yuli Gurriel, .500
Tal vez este podría ser el año en que, finalmente, Samón se una a esa lista. No pudo lograrlo después de 14 campañas vistiendo el traje de los Alazanes. Tampoco en un año con los Cocodrilos de Matanzas, ni en sus primeros dos mostrando su típico número “8” con el traje azul.
¿Este será el año?