Por Jerry Díaz
Yuliesky Gurriel es uno de los atletas que más he admirado a través de mi vida.
Es uno de esos deportistas generacionales que marcan nuestros inicios como fanáticos.
Yuli Gurriel (junto con Kendrys Morales) ha sido uno de los jugadores que más he seguido su carrera y de esos que duele saber tendrá que retirarse en algún momento (como sucedió recientemente con K-Mo).
Yuliesky es en mi crecimiento como fanático del deporte la misma figura icónica que Lebron James en el baloncesto, Cristiano Ronaldo y Lionel Messi en el fútbol, Rafa Nadal en el tenis o la que pudo haber sido Albert Pujols si en nuestra bella isla no estuviesen vetadas las Grandes Ligas.
A pesar de ser un industrialista profundo siempre admiré a Gurriel y aprovechaba las visitas del equipo Sancti Spíritus al Latinoamericano para pedirle un autógrafo.
Aunque no gozaba sus batazos ante Industriales (mi camiseta va primero) sí lo hacía en eventos internacionales cuando defendía la causa del equipo Cuba.
Recuerdo muchas jugadas, una de las más impactantes su homerun en el juego ante Panamá que abrió la andadura hacia la sorpresiva final en el Primer Clásico Mundial de Béisbol en 2006.
El capítulo de los Juegos Olímpicos en 2008 marcó su carrera entre los cubanos. Sí, bateó para doble play, eso está en el juego.
Todos sabemos que Yuliesky no debió enfrentar a aquel pitcher submarino teniendo un zurdo como Malleta en el banco, pero lo enfrentó y el desenlace fue fatal.
Ese batazo al short stop no derrumbó de golpe todo lo que había conseguido antes. Seguía siendo el mismo pelotero.
En 2013 durante el III Clásico muchos achacan la derrota a su error a la defensa. Pocos recuerdan que Yuliesky fue uno de los bateadores destacados de ese juego. No, no se perdió por el espirituano, perdió el equipo. Ganan todos y pierden todos juntos también.
La temporada de Serie Nacional 2013-2014 llevó al Yuli a mis Industriales.
No defraudó. Tuvo temporadas muy buenas y mi admiración obviamente creció. Como ya dije, mi camiseta primero.
Un día de febrero de 2016 recibí una noticia muy buena, mi vecino me dijo: “¿te enteraste? Se quedaron Yuliesky y el hermano”.
Fue una buena noticia porque así podría verlo jugando en el mejor béisbol del mundo (lo de verlo es una metáfora, las Grandes Ligas siguen siendo casi un pecado en la televisión cubana).
Efectivamente, Yuliesky Gurriel firmó con los Astros de Houston y debutó a finales de la temporada de 2016.
El 2017 fue un año de sorpresas. Tuve la suerte de seguir los PlayOff de la MLB. Fue algo surrealista.
En semifinales ante los Yankees Yuli pegó un doblete con los senderos congestionados que limpió las bases. Aquel batazo fue ignorado por la Televisión Cubana y muchos no pudieron verlo.
Sin embargo, inesperadamente, se transmitió la Serie Mundial íntegra, solo con unas horas de retraso.
Me atrevo a decir, que aquella Serie Mundial fue el evento beisbolero más trascendente de la última década en Cuba.
En el Quinto Juego, Yuliesky le disparó un homerun a Clayton Kershaw con 2 en bases que empató el partido. Yo saltaba de alegría, aún no sabía que el desenlace del juego sería más emocionante aún.
En cada peña beisbolera, cuando alguien osaba decir algo negativo de él yo solo mostraba el video de aquel cuadrangular y la mayoría entendía la dificultad de pegar un batazo como ese en esa instancia.
#AstrosCheat
Ver a Yuli Gurriel ganar la Serie Mundial es una de las imágenes imborrables que guardo en mi cerebro.
Ese momento en que capturó la bola pisando la primera base y se llevó las manos a la cabeza, aún lo recuerdo.
Siempre que pensaba en eso me daba alegría.
Pero luego del escándalo desatado en las Grandes Ligas precisamente con los Astros de 2017, esas imágenes están ahora borrosas y cada batazo empañado.
Yuliesky Gurriel era parte del equipo que engañó recientemente al mundo del béisbol robando señas de forma ilegal.
Se me hace imposible recordar con la misma alegría su homerun a Kershaw, su reacción llevándose las manos a la cabeza.
Todo su pasado con los Astros quedó en el olvido y sin gloria.
El 2020 fue una temporada complicada para los de Houston y el Yuli, pese a la extensión, dejó varias dudas.
Yo deseo ver a Yuliesky teniendo un temporadón como el pasado año, pero esta vez con juego limpio.
Espero que pueda revivir esa leyenda que ha sido él para mí como fanático.
Ojalá leyera este texto, me consta que es posible.
Sé que mi historia es parecida a la de muchos de desean verlo triunfar sin el fantasma del escándalo.
No nos decepciones Yuli.