Por Gian Franco Gil
El cubano José Adolis García posee las herramientas más importantes para jugar al béisbol: potencia y fuerza a la hora de conectar la bola. Explosividad en sus piernas para recorrer con rapidez las almohadillas. Un guante educado, capaz de conseguir fildeos impresionantes. Además, su brazo impone respeto, así lo demostró en la noche del jueves, 16 de junio, en el choque de los Rangers de Texas frente a los Tigres de Detroit.
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La parte baja de la tercera entrada parecía el momento indicado para romper la igualdad a cero carreras en el «Comerica Park», sede de los Tigres de Detroit.
Ese episodio comenzó con el inatrapable de Eric Haase al jardín central. Víctor Reyes pegó un batazo rodado con pocas fuerzas por la zona de la inicial, válido para que su compañero avanzara al siguiente cojín.
Willie Castro cedió el segundo out de la entrada sin hacer swing. Luego, llegó al rectángulo de bateo el futuro integrante del Salón de la Fama del Béisbol de los Estados Unidos, Miguel Cabrera. El venezolano bateó un indiscutible a la pradera derecha y el corredor de segunda doble por la antesala para intentar adelantar a su conjunto en la pizarra.
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El «cañonazo» de Cabrera salió a 107.3 mph y arribó en fracciones de segundos al guante del antillano. Adolis atacó el roletazo, lo recibió con elegancia, se acomodó, tomó impulso y envió con potencia la esférica hacia la goma.
Su disparo fue perfecto. El tiro entró con tiempo suficiente en la mascota del receptor, que custodió la registradora para evitar la anotación de Eric Haase y conseguir el tercer out de la entrada.
Finalmente, en un duelo con amplio dominio de los lanzadores, los Vigilantes consiguieron las victoria 3×1 sobre los felinos, con un racimo de tres carreras en la parte alta del noveno episodio.
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Adolis inició el choque como tercer hombre en la alineación de los Rangers. En cuatro turnos legales no pudo conectar inatrapables, se ponchó en una oportunidad y su promedio ofensivo descendió a .244. De igual forma, fue protagonista en el éxito de su franquicia, pues su jugada defensiva cambió el destino del partido.
Sin más, aquí el gran tiro del cubano al home: