Por Alexander García Milián
El regreso a las Series Nacionales de un hombre de béisbol como Alfonso Urquiola se disipo entre la bruma, así, como humo. El retorno de uno de los grandes directores en los últimos años, sino el mejor, se manejó en silencio, con discreción, la bola de fuego que había dejado antes aún quemaba.
Cuando en agosto pasado, Alfonso tomó otra vez las riendas de los pativerdes, nadie comento sobre las posibilidades de Pinar del Rio a pesar de tener equipo para luchar hasta el final por la clasificación- como sucedió- .
El tema siempre fue manejado con total maniqueísmo por la prensa oficial, incluso siempre que se pudo opacar, se hizo y es que a los tipos que molestan al poder se les trata de sepultar.
Ahora Urquiola se vuelve a ir; ya se fue Víctor, se fue Anglada, Roger Machado sigue en el limbo y seguro también se vaya. Ahora es el turno del “mago” pinareño… entonces ¿quién queda?, pienso que con ellos se pierde tal vez los últimos atisbos de esperanza para nuestra pelota.
Si en un momento el béisbol cubano respiraba, era en buena medida por tener a hombres como estos con sus equipos.
Pero volviendo al tema de Urquiola, rememoro que no se le trato con el respeto debido, tal parecía uno más de los tantos advenedizos que intentan sentirse sabios y conocedores del juego.
Un hombre que renunció a un contrato en el extranjero para ir a con Pinar a la Serie 59, fue prácticamente satanizado y aún no se conocen elementos tácitos sobre su nueva salida pero algunos atisbos de decepción deben haber contribuido a ello… el beneficio de la duda da tela para cortar y creer que sí.
Es Alfonso Urquiola señores, el hombre que sacó le dio algo de luz al béisbol cubano al ganar en la Serie del Caribe de San Juan; Urquiola el que gano con equipo pinareños desarmados, Urquiola el tipo que venció a Cuba cuando dirigía Panamá … es Urquiola, el gran Alfonso Urquiola y tal vez, esta vez ande dando su último adiós.
Nos vemos a la vuelta.