Ariel Pestano, el engreido, el afable, el despota. Ariel Pestano y sus máscaras 

Por Alexander García Milián

Cuando lo vi por última vez, lo vi como un déspota, uno de esos tipos que se ven con poder y necesitan hacer y deshacer a su antojo. Eso fue hace ya unos meses, a finales de 2018, cuando vi por televisión a Ariel Pestano; lo entrevistaban en Tele Rebelde sobre la actuación de Villa Clara  en la Serie 58 y  recogían sus impresiones sobre el torneo…  Pestano hablaba con prepotencia, un tono algo engreído sobresalía en su voz.

Cuando lo vi por primera vez fue mi ídolo, lo veía grande, gigante, inmenso, hasta la nariz le quedaba bien, yo quería ser narizón también; fue en aquel juego contra los Orioles.

Ahora, hace unos días, en Confesiones de Grandes, Pestano sale más ecuánime, con un rostro afable, como pensando más las cosas; habla de él, de sus planes con el sub 23,  recuerda lo que le hizo Víctor Mesa para el tercer Clásico Mundial- “… Cuando el Clásico, me di cuenta de que el pueblo me quería, nunca pensé que fuera así…” – estrecha la comisura de sus labios, mira hacia arriba, luego hacia abajo y hace un intermitente gesto afirmativo con la cabeza.

En aquella ocasión, cuando lucía como un déspota, Pestano era Víctor Mesa en persona, igualito en todo, en la prepotencia, en el alarde; ya tiempo atrás, mientras dirigía el equipo sub 23, había sentenciado a Jesús Daniel Olivera para darle un hueco a su hijo… meses después, Paret a quién convoca al elenco de mayores es a Olivera- ¡Pumm!- el tiro por la culata a pesar de que Ariel le fue arriba a todos, a la prensa, a todos.

Es Pestano ese que dejo boquiabierto a Iván Rodríguez, luego de aquel famoso out en el primer Clásico Mundial; es Pestano en 2004, bateando a su antojo en la Olimpiada, en 2003, durante los Panamericanos dando el palo decisivo en la final ante Estados Unidos; es Pestano como una sombra que se vuelve luz en un chiripazo; es Pestano que se descompone en miles de máscaras, en miles de rostros, ríe, se enoja… ¿Qué es?

Para muchos es un gran amigo- Eriel Sánchez, Roger Machado- bueno era el elegido; para otros una piedra, como para Víctor Mesa; Mesa lo sienta- nadie lo había hecho, Pestano se vuela…Dicen por ahí que hubo bronca; que por eso en aquella final contra Matanzas, cuando Ariel da jonronazo y se toca los huevos, era  que necesitaba liberar una gran carga, en aquella oportunidad fue por lo del tercer Clásico, pero valió por todas – así se lo deje ver a Aurelio Prieto también.

Es Pestano que se vuelve dócil con Aurelio; Pestano el que ataca a la prensa villaclareña, el mismo que le dice a Sigfredo Barros que no responderá ninguna pregunta; bueno son como seis Pestanos.

Un día, Pestano fue mi ídolo, hoy se va y vuelve pero no siento nada, solo hastío, un hastío que crece y me hace olvidar las cosas buenas; luego siento ganas de llorar y lo recuerdo inmenso otra vez como tantas.

Es que las personas a veces se acomodan y comienzan a vivir de glorias pasadas; pienso en eso y tras parpadear viene otra vez la imagen de Iván Rodríguez… ¿Pestano pudo ser?,  pero no fue, ¿Que será ahora?

Nos vemos a la vuelta.

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