Por Alexander García Milián
Bueno señores, luego de tanto esperar, ya la Comisión Nacional de Béisbol anunció que el próximo 20 de abril dará inicio la Serie Nacional para menores de 23 años.
Ahora mismo, al instante de escribir este artículo siento que me invade la dejadez y percibo al instante que es producto de la idea recreada en mi mente sobre este torneo.
Es un evento que han tratado con tanta parsimonia, con tanto desdén, dando tantas vueltas que parece que no llegara nunca.
A pesar de que lo han querido pintar como el gran torneo del futuro, este certamen siempre depara alguna que otra sorpresa, pero en realidad no levanta los ánimos de nadie, ni de los más viciosos al juego.
¿Dónde estarán los atractivos?, Santiago repitiendo la corona, ver a Eriel Sánchez otra vez de director- ahora con un año más- ver el debut de Yorelvis Charles; esperar que La Habana gane el campeonato en el 500 aniversario- vaya matando el asunto por Industriales, por si acaso- En fin, las preguntas salen a luz por su propio peso y digo algo para apuntalar la idea.
Tal vez muchos esperan al nuevo papel que pudiera reservar Pestano para esta serie; otros prefieren confiar y esperar, tal como aconsejara Dantes a su hijo en el mensaje final de El Conde de Montecristo; poco más de esos argumentos esperanzadores.
Hace días SwingCompleto salió a la calle, y recogió varios criterios; unos más serios, otros más superficiales, todos válidos. La gente siempre tiene que decir y en nuestro oficio, al final, el protagonista es el aficionado.
Desde la extensión del calendario- quizás unos 60 o 65 juegos-; hasta la necesidad de mayor divulgación, las expresiones de las personas demostraron que esta competencia tiene importancia, es indudable pero la forma en la que se programa, el modo en que vemos funcionar las cosas, son elementos que dejan mucho que desear.
Si antes no existía móvil que propiciara a los jugadores la motivación necesaria para desempeñarse a tope en la Serie; ahora luego de caerse el acuerdo con MLB; estimados lectores… ¿qué pasará?
El talento está; estos peloteros que jugarán en la competencia son el futuro de Cuba… pero, ¿Cuánto permanecerán aquí?
Lo mejorcito del sub 23 es que habrá pelota y la gente podrá ir a matar el aburrimiento a los estadios… Bueno, algo es algo, ¿No?
Nos vemos a la vuelta.
