Por Yasel Porto
Me imagino que muchos sepan lo grave que puede ser una peritonitis para cualquiera. Joven o viejo, con más o menos salud. Es ocasionada por una filtración o un orificio en los intestinos, así como por un apéndice reventado. La misma es generalmente infecciosa y puede ser mortal.
Ese fue el problema que libró afortunadamente el exlanzador Rafael Rojas Gil, miembro de aquellos míticos Azucareros que bajo la dirección de Servio Borges se proclamaron campeones nacionales por primera ocasión en la Serie Nacional 1968-69.
Primero recibí la información de su amigo personal Mauricio Jorge, quien me dejó saber que Rojas se complicó por una apendicits que le provocó la peritonitis casi mortal.
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«La cosa se puso bien fea y estuvo al borde de la muerte. Me tuve que mover bastante porque al principio no se estaba haciendo todo lo que hacía falta, y con la ayuda de algunos amigos médicos se pudo revertir la situación y así sacarlo del estado tan grave en el que se encontraba», me comentó esta persona.
Luego la hija del doliente me escribió para darme más detalles del proceso. «La gravedad ha ido pasando pero tiene bronconeumonía, que se ha hecho más delicada por el padecimiento hace tiempo de una cardiopatía isquémica. Y a eso sumarle una fribilación ventricular. Pero él es fuerte y si Dios quiere saldrá de ese hospital», aseguró ella.
Rafael Rojas tiene 72 años de edad y se encuentra ingresado actualmente en Sancti Spíritus. Formó parte de aquel legendario equipo de la antigua provincia Las Villas que bajo el nombre de Azucareros se erigió en uno de los colosos del béisbol cubano desde la segunda mitad de la década del sesenta.
Además de Rojas, el cuerpo de pitcheo de los monarcas de aquella temporada 68-69 fueron los estelares José Antonio Huelga, Rolando Macías, Carlos Gálvez, Aniceto Montes de Oca y Aquino Abreu, conjuntamente con Rodoberto Pan, Román Águila, Andrés «Curro» Leyva, Manuel Fernández, Enrique Crespo, Leonel García y Eleuterio Molina.
Los dirigidos por un entonces jovencito Servio Borges fueron campeones con balance de 69-30 pero con solo un juego de diferencia por encima de Habana e Industriales en una de las campañas más disputadas que ha tenido el béisbol amateur en Cuba.
Desgraciadamente Rojas no pudo regresar al año siguiente principalmente por la muerte en el terreno de Omar Peña a causa de un pelotazo accidental lanzado por él. Ell aconteció en un torneo local efectuado en el estadio de Jiquimas de Peláez, perteneciente al actual municipio espirituano de Cabaiguán.
El golpe fue por una recta a la cabeza del bateador que cayó al suelo y nunca llegó con vida al hospital. Aquello dejó al talentoso monticulista muy mal psicológicamente, hasta que fue recuperándose poco a poco. Mas su carrera beisbolera se vio frenada para siempre. Así nos comentó su receptor Carlos Pérez.
Ahora Rafael se encuentra en un partido mucho más complejo en el que lucha junto a familia y amigos por salir victorioso pese a tosas las barreras. Nos mantendremos al tanto de todo.