Por Pedro Ángel Álvarez Jiménez
“Hoy llegué a la casa y mis padres esperaban ansioso un «si» para poder cumplir mis deseos de volver jugar béisbol y les borré la sonrisa cuando dije que no me habían autorizado.
Mi madre rompió en llanto, mi papa se contuvo, pero tenía el corazón hecho pedazo y ni decir como estaba yo, mis sueños convertidos en pesadilla, mis metas afectadas y en mi casa, todo un caos en la familia.
Ahora me pregunto:
-¿Estoy pidiendo tanto con jugar béisbol en mi país?
– ¿Acaso es un delito no ser compatible con una dirección y querer cambiar de aires?
-¿Acaso es malo querer ser feliz y jugar cómodo al béisbol?
No estoy pidiendo nada, solo pido jugar pelota, porque amo lanzar, amo estar en un terreno, amo ver que mis padres estén felices, sobre todo mi papa.
Cuando pedí la baja de la pelota no volvió a sonreír (mi papá) hasta que Anglada «un caballo, un hombre» me llamo para decirme que jugara que el me ayudaría y cuando les comente a mis padres, fue que los vi sonreír d verdad como hacía meses que no los veía.
Parece que mi provincia los directivos del INDER olvidaron las veces que pedí la bola, las veces que me importó más el resultado d mi equipo que mi brazo de lanzar.
¿Acaso olvidó q estuve en los EEUU, Canadá, México y no me intereso quedarme? Viré para mi Cuba, para mi tierra, para mi casa, con mis viejos y ahora soy el malo porque quiero jugar en otra provincia que pertenece a Cuba.
Creo q están siendo injusto conmigo”
Tomado de la página de Facebook de Pedro Ángel Álvarez Jiménez