Por Yasel Porto
Liván Hernández y Vicyoandry Odelín fueron lanzadores de muy buen nivel, aún cuando está claro que la presencia del primero por tanto tiempo en Grandes Ligas le da un aval superior.
Pero ambos son parte de momentos memorables para el béisbol cubano como el triunfo de los Marlins en la Serie Mundial de 1997 con el MVP conseguido por Liván, y el relevo final contra Puerto Rico del camagüeyano que permitió el avance de Cuba a las semifinales del Primer Clásico Mundial en 2006.
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Y los dos también están celebrando todavía por lo acontecido este fin de semana que demuestra que han sido capaces de llevar el éxito de su carrera deportiva más allá de su etapa como peloteros activos.
Hernández se ha dedicado al trabajo con las categorías menores en el sur de la Florida, y recientemente volvió a la carga y los resultados han sido excelentes.
Él mismo destacó el título más reciente en un torneo infantil en Miami acompañado de un texto y una foto con el trofeo de campeón.
«Está foto es para que nadie se moleste es para que vean que aquí se gana también un trofeo no significa mucho más importante es el progreso de los niños para un futuro», escribió en su cuenta de instagram.
Con respecto a Odelín, el que se retiró hace menos tiempo de los dos, acaba de guiar a los Príncipes de Camagüey a la victoria en la Serie Provincial del territorio más extenso de Cuba.
Los capital provincial se impusieron en el playoff final en cuatro partidos al representativo de Céspedes, en duelo definido en casa de estos últimos.
El doble campeón mundial (2001 y 2003) ya había estado vinculado como entrenador de pitcheo, pero éste es su resultado más importante desde que dejó de lanzar.