A LO GRANDE: Cerrador de White Sox despidió a su abuelo al finalizar el partido

Por Gian Franco Gil El pasado 4 de mayo terminaron de lanzar en el “Guaranteed Rate Field” dos personas. El habitual cerrador de los Medias Blancas de Chicago, Liam Hendriks estuvo acompañado durante la última entrada del partido. Para el apafuegos no era una noche común, era la despedida oficial de su abuelo, quien horas […]

Por Gian Franco Gil

El pasado 4 de mayo terminaron de lanzar en el “Guaranteed Rate Field” dos personas. El habitual cerrador de los Medias Blancas de Chicago, Liam Hendriks estuvo acompañado durante la última entrada del partido. Para el apafuegos no era una noche común, era la despedida oficial de su abuelo, quien horas antes falleció en su natal Australia.

Hendriks escribió en su cuenta oficial de Instagram: “El 4 de mayo perdí a mi Opa antes del juego. No he estado en Australia durante los últimos dos años. La última vez que lo vi fue en el Boxing Day 2019”. Con esa publicación, el serpentinero hizo oficial la partida física, luego de apuntalar la victoria 4×3 de su equipo ante los Cachorros de Chicago.

Nico Hoerner fue el último bateador que enfrentó esa noche. A 98 mph llegó el tercer strike, el envío que hizo explotar al diestro, que acumulaba muchos sentimientos; tristeza, nostalgia, pero también orgullo, porque logró brillar esa noche como suele hacerlo y, por primera vez, lo hizo con su abuelo sobre la arcilla del escenario ligamayorista.

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“Después de registrar el último out frente a los Cachorros me sentí abrumado por la emoción y los recuerdos de él me inundaron. Decir que sentí su presencia conmigo esa noche sería quedarse corto. Me siento honrado de ser tu nieto, Opa. Ahora tienes el mejor asiento de la casa. Espero hacerlos sentir orgullosos”, confesó.

Tras su picheo final, justo antes de recibir la bola, se escapó una lágrima de los ojos de Liam. Entonces, no tuvo más fuerzas para lidiar con la nostalgia que provoca la pérdida de un ser querido. De rodillas, con la gorra cubriendo su rostro para no compartir el dolor con los aficionados, el monticulista estalló. Por varios segundos, seguramente, conversó con su abuelo y le dedicó sus éxitos en el principal torneo de béisbol en el mundo.

El señor emprendió su viaje a una nueva dimensión sin que Liam Hendriks pudiese despedirse físicamente. Dentro de la tragedia, quizás sea eso lo que más atormentó al jugador. Tal vez, los dos años lejos de su familia ahora pesen más, se pierdan en el infinito. Sin dudas, el taponero y su abuelo fueron dos víctimas indirectas del virus que tanto daño hizo en el planeta.

En la presente temporada de las Grandes Ligas, Liam ha conseguido en 11 apariciones un total de siete juegos salvados. También, exhibe un promedio de carreras limpias de 3.97, producto de cinco carreras limpias permitidas en 11 entradas y un tercio de actuación. Como dato negativo, ha sufrido dos reveses y todavía busca su primera victoria.

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