Contrataciones y repatriados: Cuba no puede darle la espalda al mundo

Por Pablo E. Díaz  

En materia de béisbol es muy difícil que los cubanos nos pongamos de acuerdo. Por años, los seguidores abogaron porque nuestros mejores jugadores fueran insertados en circuitos profesionales para que fuesen estimulados económica y deportivamente; y así experimentar una mejoría en ambos sentidos, cual de los dos más necesarios. 

Hoy, que se dan pasos positivos en tal sentido, algunos exponen argumentos, que si bien no están faltos de razonamiento lógico y elementos de peso, reclamando respeto al espectáculo que reserva la Serie Nacional, para su etapa de postemporada; van en contra de la dinámica que normalmente enfrentan las diferentes ligas del Caribe. 

Este es un tema complejo por varios motivos. El escenario ideal sería que la liga cubana fuese un torneo profesional, pero para ello falta bastante –quizá no- y debemos acostumbrarnos. Estamos urgidos de despojarnos de los procederes y pensamientos arcaicos que por décadas, nos han llevado a la situación que hoy vive nuestra pelota. 

Varios de los principales jugadores que se desempeñan hoy en la Serie Nacional, han comenzado a ser demandados por algunas de las mejores Ligas Profesionales del Caribe y esto continuará siendo así por el talento que aún permanece en Cuba y que parece ser inagotable. 

Todo proceso que genere cambios y nuevas costumbres y dinámicas, está expuesto a la crítica y al constante perfeccionamiento. No podemos aspirar a contar todo el año con nuestros mejores atletas en los equipos de la Serie Nacional y que a su vez se prueben en circuitos profesionales foráneos.  

Primeramente, nuestro campeonato élite, por más que varios mandatos de la Comisión Nacional ha intentado, no cuenta con una fecha exacta de comienzo; por lo tanto no se puede contar con una planificación previa para los acuerdos. 

Esta, parece indicar, es una etapa inicial donde las contrataciones sucesivas irán permitiendo acumular experiencias para temporadas venideras, y así poder sentar algunas normativas y regulaciones, que posibileten ordenar un proceso, que para nada es sencillo, y del cual nuestra Serie Nacional ha estado ajeno desde su surgiemiento.  

Simplemente, en el deporte como en la vida, no se puede tener todo al mismo tiempo, ahora estamos en una disyuntiva: o fogueamos a nuestros mejores y más talentosos jugadores en torneos de una calidad superior al nuestro, o mantenemos las nóminas de los equipos intactas para asegurar el espectáculo doméstico. 

Las autoridades del deporte nacional en la Isla, están urgidas de ingresos monetarios para respaldar un campeonato, que no tiene otro sostén económico que no sea las contrataciones. La Federación Cubana de Béisbol (FCB) necesita esos recursos en aras de garantizar los implementos necesarios para llevar a cabo la Serie Nacional, el torneo Sub-23 y las demás categorías que complementan la pirámide del béisbol cubano. 

Con el tema de los contratos ocurre similar a lo referente a las estructuras, y los disímiles formatos que se han utilizado en los últimos años para clasificar a los Playoffs. Simplemente, no se puede cambiar un sistema de competencia, o privar a un jugador de ser contratado, por algún incoveniente que pueda surgir en el camino.  

Si nos concentramos en convertir la liga cubana en un evento más atractivo competitiva y organizativamente; le brindamos facilidades en cuanto a la documentación legal a  jugadores que, en algún momento decidieron emigrar, para volver a jugar en Cuba –como en honor a la verdad ha sucedido hasta ahora-, además de manejar con inteligencia, la incorporación de los que forman parte la Liga Profesional Japonesa; dígase Alfredo Despaigne, Yurisbel Gracial y Liván Moinelo (SoftBank); Raidel Martínez, Yariel Rodríguez y Ariel Martínez (Chunichi), todos con acuerdos tutelados por la FCB; además de otros que se desempeñan en los más impensables rincones del planeta, el vacío generado por las constantes partidas, de seguro, se podrán compenzar en gran medida.   

Parece ser que las ligas profesionales de Venezuela y México son las principales interesadas en el talento de la Mayor de las Antillas, aunque otras como la nicaraguense, también han demandado el accionar de los criollos. 

Roel SantosNoelvis Entenza y el talentoso tirador villaclareño Pablo Luis Guillén, llegaron a un acuerdo con los Tigres de Aragua en Venezuela, mientras los holguineros Yordan Manduley y Jorge Luis Peña ficharon con los Navegantes del Magallanes, igualmente en tierras bolivarianas. 

En la Liga del Pácifico de México derrochan su talento, Erisbel Arruebarruena y Yoanni Yera (Algodoneros de Guasave); el indómito Yoelkis Guibert lo hace para (Tomateros de Culiacán) y próximamente, Carlos Juan Viera y Guillermo Avilés se incorporarán a (Cañeros de los Mochis). Mientras el diestro de los Alazanes de Granma, Lázaro Blanco, se convirtió en uno de los abridores de (Leones de León) en la Liga Profesional de Nicaragua. 

Está situación seguirá ocurriendo. Quién duda que haya otros jugadores con la calidad requerida para motivar a nuevas ligas y organizaciones a apostar por sus servicios. César Prieto, Luis Vicente Mateo y Luis Daniel Pérez, jóvenes de los Elefantes de Cienfuegos con excelentes condiciones, son una muestra de ello. 

Otros figuras de futuro como los relevistas, Andy Rodríguez (IND), Yunior Tur (SCU) y el vueltabajero Frank Abel Álvarez, todos por encima de las 90 millas cómodamente; y los consagrados, Lisbán Correa (IND), Yordanis Samón y Alexander Ayala ambos de (CMG); así como Denis Laza (MAY) en cualquier instante reciben el visto bueno.  

Es justo reconocer que todo se debe planificar mejor y estipular acápites al respecto, que permitan una organización más fluida y para que nuestro campeonato gane en seriedad y prestigio.  

Sin embargo, algo si debe quedar claro, no se puede renunciar a las contrataciones porque, en cierto y determinado lapso de tiempo, se perjudique a un equipo determinado, ya que esto es subjetivo y depende de factores que varian años tras año y están condicionados por el talento disponible en cada territorio.

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