Por Reynaldo Cruz
En estos momentos, hay dos pares de peloteros cubanos en la MLB que tienen apellidos que son únicos en este deporte. Evidentemente, una de esas parejas es la de los hermanos Yuli y Lourdes Gurriel. Sin embargo, la otra podría sorprender a muchos: el apellido Iglesias solamente ha existido DOS VECES en la historia de las mayores.
En algunas ocasiones, la repetición del nombre se debe solamente al hecho de que se trataba de familiares. No obstante, hay otros casos en los que el parentesco no se ha probado, y en muchos ha habido un tiempo considerable de diferencia.
En total son 19 los apellidos que se han repetido en grandes ligas y que o bien son cubanos o tienen raíces de la Isla.
Parientes y desconocidos
Hasta el 16 de diciembre de 2020, el apellido de Tiant se había visto apenas una vez en la historia del béisbol de grandes ligas. Todo el mundo conoce a Luis Tiant Jr., quien fue sin dudas uno de los más grandes lanzadores de su época. Igualmente, se sabía que su padre, Luis Tiant Sr., había lanzado en las Ligas Negras. Cuando se dio la noticia de que los circuitos de color pasaban reconocerse como Ligas Mayores, el nombre de Tiant se repitió por vez primera. O sea, que el Tiante tiene, además del mérito de ser el mejor lanzador cubano de la historia de la MLB, el de tener un apellido singular.
Uno de los primeros cubanos en debutar en grandes ligas fue Ángel Aragón. El habanero fue el primer antillano en jugar con los New York Yankees. Su hijo Jack jugaría uno de los dos rivales del subway, los New York Giants. El apellido Aragón, común en el béisbol, el boxeo y la música en Cuba, no se había visto ni antes ni después en la historia de las mayores. Curiosamente, el Aragón de Jack no lleva acento, pero podemos asumir que se trata de un error a la hora de inscribir.
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Pocos jugadores recibieron tanta atención por buenas y malas causas como José Canseco. Desde la segunda mitad de la década del 80 hasta nuestros días, el natural de Regla recibió tantos elogios como críticas. De Novato del Año y MVP, pasó a ser un paria y al ostracismo cuando escribió su reveladora autobiografía. No obstante, es curioso saber que José tiene un hermano gemelo llamado Osvaldo, conocido como Ozzie, que jugó con él en los Oakland Athletics. Evidentemente, el único mérito de Ozzie como atleta es el parecido físico con José.
Oscar Luis Colás está brillando hoy en las Ligas Menores. Su ascenso a las mayores parece ser cuestión de tiempo, y cuando lo haga, será el tercer pelotero con su apellido en el Show. Antes que él, lo hicieron en las Ligas Negras los hermanos Carlos y José Colás. No podemos determinar si haya algún parentesco entre el prospecto santiaguero y estos dos hermanos, pues éstos nacieron en La Habana.
Muy poco se conoce de Domingo Gámiz y Márgaro Gámiz, y no se sabe con certeza si están relacionados familiarmente. Márgaro tuvo participación como lanzador y segunda base en una contienda de Ligas Negras. Mientras tanto, Domingo jugó un poco más como receptor, de 1926 a 1929.
Pocas familias en Cuba han tenido tanta atención como la familia Gurriel. Primero, Lourdes Gurriel brilló con Sancti Spíritus y el equipo Cuba en eventos internacionales. Luego, cuando era manager, dio la bienvenida al equipo a sus dos primeros hijos: Yunieski y Yulieski. Pese a ser el mayor, Yunieski solamente llegó a Liga Independiente con los Capitales de Québec, con los que ganó una corona de bateo. Fueron Yuli y Lourdes Jr. los que tomaron el Show por asalto.
René Monteagudo jugó como lanzador y jardinero cuatro años en la década del 40. Entre tanto, su hijo Aurelio lanzó siete años en los 60 y los 70. Este par de padre e hijo forman parte del dúo único de peloteros que llevan el nombre de Monteagudo.
Uno de los lanzadores más exitosos en la transición de los Washington Senators a los Minnesota Twins fue Camilo Pascual. Lo curioso es que aunque Pascual es también utilizado como nombre de pila, su uso como apellido en la MLB solamente es exclusivo de Camilo y su hermano Carlos. Este último jugó una temporada sin lustro con los Senators cuatro años antes del debut de su hermano menor.
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También sin aparente vínculo familiar, aparecen Rafael Pedroso y Eustaquio “Bombín” Pedroso. Ambos se desempeñaron en los circuitos de color, sin embargo, apenas coincidieron. Mientras “Bombín” terminaba su accionar con los Cuban Stars East 1926, Rafael debutaba ese mismo año con los Cuban Stars West. Resulta curioso que ambos jugaron primero en los CSW y terminaron su última contienda en los CSE.
Cualquiera pensaría que el apellido Soler se ha repetido muchas veces en las ligas mayores. Pues resulta que solamente dos peloteros lo han llevado. El primero fue el lanzador pinareño Alay Soler, quien lanzó la contienda 2006 con los New York Mets. Ocho años después, Jorge Soler debutaría y ahora se apresta a jugar su décima campaña este 2023.
Distantes y sin vínculos familiares
Compartiendo apellidos en diferentes épocas y sin ningún vínculo familiar aparente, aparecen Hank Izquierdo y Hansel Izquierdo. El primero, receptor, nació en Matanzas y jugó con los Minnesota Twins en 1967. El segundo, lanzador, es oriundo de La Habana y ganó sus dos únicas decisiones en el año en que jugó (2002) por los Florida Marlins.
A pesar de que el primer pelotero con el nombre de Cañizares jugó en 1945, no fue hasta 2009 que apareció en las grandes ligas. Bárbaro Cañizares, con una temporada poco emocionante con los Atlanta Braves, debutó en ese año. Hasta 2020, cuando se aprobó la inclusión de las Ligas Negras como ligas mayores, Avelino Cañizares fue incluido. Este último jugó un año con los Cleveland Buckeyes.
Igualmente en etapas distintas, y llevando el mismo nombre de familia, aparecen Daniel Morejón y Adrián Morejón. El primero, pese no haber brillado mucho con los Cincinnati Reds en 1958, su única campaña, fue el héroe de la victoria de los Havana Sugar Kings al año siguiente. El segundo, lanza en estos momentos como relevista de los San Diego Padres.
Casos curiosos de apellidos compartidos
El caso más curioso de apellidos repetidos es el de Ibáñez. Resulta que el ex jardinero Raúl Ibáñez no nació en Cuba, pero sí tiene ascendencia cubana. Este nombre se ha repetido solamente otra vez en las mayores, y este es el caso del pinero Andy Ibáñez, actualmente queriendo buscar un puesto con los Detroit Tigers.
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También resulta interesante el caso de dos peloteros que incluso fueron compañeros de equipo. En 2019, los cubanos Raisel Iglesias y José Iglesias se vieron defendiendo juntos la franela de los Cincinnati Reds. Además, en 2021, lo hicieron en el Los Angeles Angels. Aunque “Candelita” es hasta el momento agente libre, ambos peloteros aún están en activo. El nombre de Iglesias, aunque común en Cuba, no se ha repetido en la historia de las Grandes Ligas.
Parientes no nacidos en Cuba
Aunque no nació en Cuba, Robert M. Estalella tiene sangre cubana. El receptor natural de Hialeah que jugó nueve temporadas en el Show es nieto de Roberto “Tarzán” Estalella, natural de Cárdenas, Matanzas. Aunque jugó nueve temporadas igual que su nieto, sí lo hizo como regular en cuatro de ellas. Luego de estar fuera por tres años, tuvo participación en la justa de 1949.
Controversial igual que Canseco, pero siendo el bateador cubano con mejores números en la historia, Rafael Palmeiro también cae en este grupo. Raffy tuvo un primo que jugó en su misma época, aunque no nació en Cuba. Se trata precisamente de Orlando Palmeiro, quien nació Hoboken, New Jersey. Aunque solamente el Bullpen de Baseball Reference lo ubica como primo de Rafael, sí es cierto que es cubanoamericano. Igualmente, Preston Palmeiro, hijo de Raffy, se encuentra en estos momentos en las Ligas Menores, y podría ascender en cualquier momento.
Leo Posada jugó partes de tres temporadas en las grandes ligas con números aceptables. Sin embargo, más famoso fue su sobrino Jorge, nacido en Santurce, Puerto Rico. Jorge logró 17 exitosas campañas con los New York Yankees.
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Otro nombre poco común es el de Seguí. El apellido se ha visto apenas dos veces en las grandes ligas. El primer caso fue el de Diego Seguí, quien se destacó como relevista y fue hasta el pasado año el líder en juegos lanzados entre cubanos. El segundo fue el de su hijo David, quien jugó 15 temporadas, algunas bien destacadas, como primera base y jardinero.
Igualmente, el cubano José Tartabull tuvo un hijo que llegó a las grandes ligas y no nació en Cuba. José jugó parte de nueve temporadas con dos franquicias, mientras que su más exitoso hijo Danny lo hizo en 15 años. Danny nació en San Juan, Puerto Rico, y durante su etapa en los Yankees apareció incluso en el show de comedia “Seinfeld” encarnando a su propia persona.
Los que podrían llegar
En estos momentos, hay apellidos únicos cubanos que podrían tener un duplicado también con un pelotero de la Isla. Si Lázaro Armenteros llegara a ascender al Show, se uniría a Rogelio Armenteros como únicos peloteros con ese apellido en la historia de las mayores. Igualmente, un ascenso de Andy Pagés lo uniría al miembro de los New York Cubans Pedro Pagés.
Quien más complicado lo tiene es Yoelqui Céspedes, pues aunque solamente su hermano Yoenis ha llevado ese nombre al Show, existen otros Céspedes no cubanos en las menores. En algún momento Yoelqui va a llegar con los White Sox, eso es innegable. No obstante, la pregunta es si alguno de los que lleva su apellido en las menores llegue antes que él.
Hasta el momento, el número de apellidos úncios repetidos con vínculos cubanos es de 19. Este 2023 la cifra podría llegar a 22, y caer a 21. Lo interesante es ver cómo algunos nombres de familia que nos parecen tan simples pueden ser exclusivos de Cuba en las grandes ligas.