Por Juan Páez
Los Medias Blancas de Chicago, desde 2020, tendrán una de las bases más importantes en cuanto a peloteros cubanos en las últimas décadas. Lo más interesante de todo es que las cuatro piezas que tendrán serán vitales en el desempeño del equipo y formarán parte de la organización por un largo tiempo. José Abreu, Yasmani Grandal, Yoan Moncada y eventualmente Luis Robert le darán fuerza a un lineup de los patiblancos que sueña con llegar a la postemporada por primera vez desde 2008.
El conjunto dirigido por Rick Rentería concentrará al mejor catcher de la actualidad en Grandal, a la cara del orden ofensivo en Abreu, a una estrella ascendente en Moncada y al mejor jardinero prospecto de las Grandes Ligas en Robert. Pero ¿será esto suficiente para el club del sur de Chicago?
Los Medias Blancas han sido una de las escuadras más activas de la temporada muerta. Desde que finalizó la Serie Mundial 2019, su intención fue moverse rápidamente en pro de tratar de competir tan pronto como 2020.
Por eso, casi de inmediato comenzaron a adicionar hombres para reforzar sus aspiraciones de pertenecer a la fiesta de octubre. Sumaron a Grandal con un contrato de cuatro años y 73 millones de dólares, añadieron al jardinero Nomar Mazara en cambio desde los Rangers de Texas y firmaron al designado Edwin Encarnación por una temporada y 12 millones de billetes verdes.
Su pitcheo también vio modificaciones.
En Chicago acordaron con los zurdos Dallas Keuchel y Gio González, otro que carga sangre cubana en sus venas, además de agregar al experimentado relevista derecho Steve Cishek, pero lo mejor que le podría pasar al cuerpo de lanzadores del equipo es que el prospecto Michael Kopech finalmente llegue a las Mayores y explote todo su potencial abriendo desde la loma.
Además de todo esto, los patiblancos tendrán en la venidera campaña a un Eloy Jiménez más maduro (LF) y a un Tim Anderson (SS) que viene de ganar el título de bateo en la Liga Americana.
Aparte les espera la incorporación de Robert como su patrullero central de todos los días y, quizás más tarde, la llegada de Nick Madrigal, pautado a ser el dueño de la segunda base en el largo plazo.
¿Es posible?
Los Medias Blancas vienen de una campaña bastante negativa. Quedaron terceros en la División Central de la Liga Americana, con récord de 72 victorias, 89 derrotas y a 28.5 juegos de distancia del primer lugar, ocupado por los Mellizos de Minnesota.
Gracias a los cambios que hicieron a su roster y al arribo de las mejores promesas del equipo, es bastante factible que mejoren su andar notablemente desde este mismo torneo.
La gerencia de la organización hizo un buen trabajo añadiendo iniciadores que puedan acompañar a Lucas Giolito en la rotación, que fue uno de los puntos flacos en 2019.
De hecho, el staff de abridores fue el quinto peor en efectividad colectiva en el joven circuito (5.30), una casilla que podrían mejorar Keuchel, González y sobre todo una eventual explosión de Kopech.
Es cierto que hay muchas interrogantes en el ambiente de la escuadra comandada por Pito: ¿Bateará Encarnación a sus 37 años? ¿Volverá Mazara a ser un jardinero de todos los días?
¿Cómo le irá a Jiménez en su segunda campaña? ¿Mantendrá su ascenso Giolito? ¿Podrá sobrevivir un bullpen que no tiene piezas brillantes? ¿Cumplirá las expectativas Luis Robert en su primer año?
En fin… Son decenas de preguntas las que podrían hacerse sobre el 2020 de los Medias Blancas, pero estos tienen casi asegurado un mejor torneo que en 2019 y una reforzada posibilidad de pelear, como mínimo, por uno de los dos comodines de la Liga Americana.