ENLOQUECIÓ EL TROPICANA FIELD: Arozarena dio jonrón al 1er pitcheo del juego

Por Franco Miguel Alvariño

El lanzador de los Marineros del Seattle no pudo imaginar lo que sucedería en esa primera entrada. Incluso, el primer bateador del equipo rival, el cubano Randy Arozarena, tampoco lo pudo prever. Pero, dicen los expertos en béisbol que “la bola es redonda y viene en caja cuadra”, dentro del campo, y eso lo hace especial, puede suceder cualquier “cosa”.

Tirarle al primer lanzamiento del juego puede ser un error. En la mayoría de los casos, los hombres que abren la alineación prefieren esperar para ver que trae el pitcher contrario. Al menos era así, cuando la sabermetría y el procesamiento de grandes volúmenes de datos dormían en un libro de teorías, sin esperanzas de guiar las actuaciones de los equipos.

Los Rays de Tampa, son uno de sus conjuntos que se apoderaron de la ciencia, que redireccionó su estilo y cada jugada es milimétricamente estudiada. En tanto, Arozarena, un bateador que viaja de un puesto a otro en el orden al bate y se acomoda con facilidad, llegó al cajón de bateo con la idea clara de lo que sucedería, al menos así, se lo avizoraron los números.

Randy es un tipo diferente, que rompe contra los criterios de selección que se usan en la MLB. El pinareño es un hombre de estatura media y masa corporal correspondiente a su tamaño. Sus condiciones físicas, para nada despreciables, la contrasta con un juego explosivo, alegre. Así la demostró en la postemporada 2020, cuando llegó a revolucionar la franquicia de la Florida.

Con ese mismo carácter afable consumió su primer turno en la tarde-noche del martes, 3 de agosto, Una vez en el rectángulo del “Tropicana Field” miró al pitcher, apretó sus muñecas y subió sus hombros. Mientras el público todavía se acomodaba en sus butacas, el zurdo de Seattle inició el wine-up, elevó su pierna derecha y envió la primer recta del juego a 91 mph.

Entonces, Randy, apeló a esos tantos recursos que lo hicieron brillar el pasado año y que lo mantienen esta temporada en la élite del béisbol mundial. Vista de “águila”, selección perfecta, aceleración de las muñecas y trabajo potente y coordinado entre brazos, cadera y piernas, le permitieron conectar un lanzamiento que se quedó a la altura de las letras y enviarlo –de línea- hasta los 418 pies del jardín izquierdo.

No fue casual que Randy recibiera a sus contrarios de turno de esa forma. Su gesto al salir el batazo lo indicaba. Su vista hacia la bola, el caminado “con aguaje” y el bate al césped como si fuera el dueño del juego, indicaba trabajo previo. Resulta que el primer lanzamiento es el preferido del “Cohete”. Con la de hoy, en 40 veces al bate, acumula 15 imparables, de ellos tres dobles y cuatro jonrones. Error de Kikuchi, debió revisar esos datos.

El jardinero de Tampa suele ser un jugador difícil de dominar, aún más cuando está en racha. Los datos indican que, antes de iniciar el choque, se embasó en 11 de los 12 partidos que disputó. A su vez, consiguió 18 hits en 49 turnos legales, con cuatro dobles, cinco bambinazos y ocho carreras impulsadas, en los últimos 11 choques.

Randy, además, llegó al 2021 con el aliciente de pugnar por el novato del año, al no cumplir en la temporada anterior con los requisitos de MLB. Entre los candidatos marcha primero en carreras anotadas con 64, segundo en indiscutibles (97), y tercero en boletos (37).

Con el batazo de vuelta de completa arribó a 16 en la presente temporada, mientras su promedio ofensivo después de turno al bate en el juego, rondaba los .262. Por otra parte, al término de esta nota, los Marineros llevaban ventaja de 3×1 en la parte baja de la cuarta entrada.

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