Por Boris Luis Cabrera
Basta mencionar el nombre de Víctor Mesa para que se genere un vendaval de pasiones dentro de la gran fanaticada que ama el béisbol. El mejor jardinero central indiscutido en la historia de las Series Nacionales y polémico director de equipos, vino a este mundo impregnado de un polvillo mágico que lo delata en medio de las multitudes y que no ha permitido que durante sus 60 años de vida pase jamás desapercibido, coleccionando a su paso legiones enteras de fieles partidarios y acérrimos adversarios.
“Son tiempos difíciles, hay que quedarse en casa”, declaró a Swingcompleto el afamado atleta. “Si no hay nada que hacer me levanto tarde, escucho mucha música y hago ejercicios”, agregó.
Mesa ha construido a lo largo de los años una sólida familia que se mantiene unida bajo cualquier circunstancia. Su primogénito Víctor Víctor (Guante de Oro en Doble A) y Víctor Jr (elegido el mejor jugador de la Clase de novatos), apenas comienzan sus carreras profesionales y él quiere estar bien cerca para no perder detalles de sus progresiones.
“Aquí estamos todos juntos. Mis hijos tienen sus características diferentes pero cada uno tiene un poquito de mí. En estos días entrenamos todos en casa”, nos dice.
Sin dudas, la presencia de este hombre en los estadios de Cuba se extraña. La pimienta que le imprimía a cada desafío, esa pasión dentro del ruedo, sus historias, su pujanza, y aquella preocupación constante por los atletas bajo su mando quedarán en la memoria de generaciones durante años.
Durante su etapa como director, a pesar de ganar más de 50 partidos durante ocho temporadas consecutivas (algo nunca logrado por otro manager en Series Nacionales) e implantar récord de victorias para un campeonato regular, nunca pudo alzarse con el título nacional.
Después de varios años al mando del equipo matancero, estos alcanzaron el anhelado triunfo en su ausencia; sin embargo, la mayoría de los aficionados se sienten agradecidos por todo el trabajo que hizo en la provincia y reconocen su aporte en esta victoria.
“Yo seguí todos los juegos de la final. Por supuesto quería que ganaran. Desde aquí siempre les mandé mucho ánimo en cada partido. Esa victoria me puso muy contento y los felicité en una entrevista que me hicieron”, expresó.
El mítico número 32 agregó que “pasé muy buenos ratos de mi vida en el béisbol. Quiero agradecer a las aficiones de Matanzas, Villa Clara, y La Habana por esos inolvidables momentos y darles un agradecimiento infinito a los dirigentes por su apoyo y por confiar siempre en mi trabajo y a Armando Ferrer por concluirlo”.