«Me llamó la Seguridad del Estado», CONFESÓ HISTORIA INÉDITA Leyenda de Industriales

Euclides Rojas confesó una lamentable historia que sufrió con la seguridad del estado en Cuba

Las recientes declaraciones de Euclides Rojas sobre la figura de Omar Linares llamaron la atención en gran parte de nuestra comunidad beisbolera en redes sociales.

El debate no se hizo esperar, así como varios comentarios a favor y en contra de las confesiones de la estrella capitalina.

Sin embargo, en el programa especial con el exlanzador conocimos, además, diversas anécdotas de su vida personal y profesional. Entre ellas, resaltó una negativa situación que vivió cuando formó parte del equipo Cuba.

«Cuando llegué al equipo Cuba empezaron a ocurrir situaciones que me hicieron más recalcitrante en contra del gobierno. Nos decían que tuviéramos cuidado cuando viajáramos, que en Miami nos iban a poner dr*g* en una Coca Cola para que nos quedáramos dormidos y raptarnos», expresó Euclides Rojas.

«Por ejemplo, te voy a hacer una historia, en el año 1989 jugamos en Seattle los Juegos de Buena Voluntad, nos quedamos en la universidad e hicimos amistad con unos estudiantes de China Taipei que estudiaban ahí».

«Nos invitaron a compartir unas cervezas; a la hora de irnos nos dieron sus direcciones y nos pidieron las nuestras. Yo les di mi dirección porque no estaba haciendo nada malo en realidad. Aparte, me sentía mal sino se las daba por la atención que habían tenido con nosotros».

«Regresamos a La Habana y un día me llama la seguridad del estado y me hacen preguntas sobre lo que había pasado en los juegos de Seattle. Uno de ellos me tira una carta delante de mi y me dice: ¿y esto que cosa es? El sobre cae delante de mí y me doy cuenta que estaba abierto y tenía mi nombre, ellos interceptaron la carta».

«Lo recogí y había unas fotos, al verlas recordé que eran los estudiantes de China Taipei, les explico y les hago la misma historia. Ellos me dicen que sabían que en la carta no había nada malo, pero me cuestionaron el por qué les había dado la dirección. Les dije: ¿por qué no se las podía dar?».

«Situaciones como esas seguían sucediendo, desg*aciadamente, hemos tenido que pasar por eso. Nada de lo que me siento orgulloso de hablar, al contrario, lo hablo con mucha tristeza porque no hay razón para hacer esas cosas».

«En 1993 ya yo quería irme de Cuba con mi familia, construimos una balsa con los amigos del barrio y nos fuimos el 19 de agosto de 1994».

Historias como esta se repiten frecuentemente en las entrevistas que hemos realizado a deportistas cubanos que alguna vez jugaron en Cuba. Especialmente, en el beisbol antillano, el cual ha sido un instrumento político utilizado por la dictadura cubana.

Queremos escuchar su opinión sobre este relato. Recuerde que puede escribir sus ideas en la caja de comentarios, a continuación.

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