Por Yasel Porto
Amplio debate generó la reciente visita a Cuba del Presidente de la Confederación Mundial de Béisbol y Softbol, Ricardo Fraccari. Mucho interés provocó parte de lo expresado por él sobre el béisbol cubano tras la firma de un memorando con la Federación de Béisbol de la Isla, pero hubo algunas ideas más generales que casi pasaron inadvertidas pese a su relevancia indiscutible.
Una de ellas tiene que ver con la posibilidad cada vez más real que el deporte de las bolas y los strikes sufra importantes cambios en el futuro. Y no se trata de modificaciones ligeras, pues una de las que más suena viene generando un alto rechazo en un gran número de seguidores de esta disciplina que consideran que afectaría enormemente la esencia del juego.
Se trata de la reducción de nueve a siete innings con el objetivo de acortar la duración de los partidos, los cuales han aumentado en tal sentido a medida que han pasado los años.
En la conferencia de prensa ofrecida en el estadio Latinoamericano, el funcionario indicó que existe la posibilidad de aplicar en el futuro esta medida en los eventos internacionales. Entre las razones de mayor peso, quizá la más importante de todas, es la lucha del béisbol por regresar de forma definitiva al programa de los Juegos Olímpicos.
«El tema del regreso definitivo al programa olímpico no faltó en el fluido intercambio, y Fraccari insistió en que debe pensarse más y más en las debilidades que afronta este deporte en relación con las reglas establecidas por el COI para su magna cita. Mencionó jugar a siete entradas, disminuir el número de participantes, apostar a la modalidad urbana y los juegos electrónicos, aceptando que existe un gran debate alrededor de todo ello», fue lo referido en ese momento por el sitio oficial del INDER.
Vale recordar que aunque esta disciplina estuvo que Tokio 2020 tras la ausencia en dos citas estivales consecutivas, eso sucedió por la nueva condición que reciben los países sedes de incluir hasta cinco deportes que no son regulares en el programa olímpico.
Francia no tomó la misma decisión que Japón, y por tanto mientras no cambie el panorama todo dependerá del interés de cada país. Y estamos claros que la inmensa mayoría de las naciones con tradición beisbolera no tienen el poder económico para organizar el evento ecuménico o lo acogieron hace menos de 40 años.
Una de las causas que ha esgrimido el Comité Olímpico Internacional para desestimar la presencia formal del béisbol tiene que ver precisamente con la larga extensión de los juegos. A diferencia de casi todos los deportes colectivos no hay un tiempo establecido, mientras otros como el voleibol adoptaron medidas hace años para dinamizar mucho más la duración de los partidos.
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Aunque un grupo grande de personas cree que la pelota jamás reducirá dos entradas, al menos en ligas profesionales de trascendencia y en el evento internacional principal, el Clásico Mundial, en los últimos tiempos se han implementado variaciones que antaño parecían utópicas.
En tal sentido resaltan la regla de situar corredores en posición anotadora desde el décimo inning y que cuando haya doble programa el mismo día se defina el ganador en siete capítulos.
MLB también ha implementado acciones con el objetivo de aminorar la dilación de la mayoría de los juegos, por ser éste el motivo principal para la disminución en la popularidad entre los más jóvenes, según encuestas oficiales que se han llevado a cabo.
Mas el béisbol olímpico tiene un problema mayor que el tiempo de duración, y es lo que tiene que ver con la presencia de los mejores peloteros en el torneo estival (sobre todo los que juegan en Grandes Ligas). Y parece ser que este señalamiento del COI no vislumbra una solución por la naturaleza económica alrededor de esta cuestión, la que cada vez se complejiza más.