Por Katherin Ríos (estudiante de periodismo)
Una tremenda polémica ha suscitado la eliminación del capitalino Yosvani Peñalver, presuntamente por Yoelkis Guibert, del equipo cubano que nos representará en el torneo preolímpico de Arizona. Un sin número de críticas e inconformidades han estallado en las redes sociales y a lo largo de la isla cuando los directivos, con Miguel Borroto a la cabeza, dieron a conocer este viernes la nómina definitiva del conjunto.
Mi primera reacción como capitalina y furibunda industrialista fue de total repudio a esa decisión. Confiada he estado todos estos días que el muchacho natural del Cerro se había ganado el puesto con su rendimiento durante toda la temporada (ratificado en los topes de entrenamiento) aunque fuera incluido a última hora en la preselección nacional gracias al reclamo firme de los aficionados.
Sin embargo, 24 horas después de ese impacto que incluso me generó oscuros pensamientos al punto de desear la derrota por unos minutos del equipo de las cuatro letras, cuando mis pasiones provinciales se asentaron en el fondo de la tormentosa marea que me invadía por dentro; he podido comprender-aunque me duela aceptarlo-que no es para nada disparatada su exclusión al poner en una balanza al habanero con el santiaguero Yoelkis Guibert, su enconado rival para el último puesto dentro de los jardineros del conjunto.
Cierto es que Peñalver (ahí están los numeritos) demostró a lo largo de la campaña estar en mucha mejor forma que su adversario. Más que ser un hombre de hierro al jugar en todos los partidos de su equipo, el joven, como se ha venido exponiendo hasta la saciedad en diferentes publicaciones, lo superó en average ofensivo, en bateo oportuno, en rendimiento contra los lanzadores de su mano y algo muy importante, en la producción contra los serpentineros de élite, al ser el tercer bateador en toda la isla en promedio ofensivo contra los integrantes de la preselección nacional.
Como si eso fuera poco, en los topes de confrontación antes del último corte, siguió demostrando su bate caliente y superó con creces a su rival, quien apenas rindió en estos enfrentamientos, lo que generó un gran optimismo en todos los seguidores del pelotero de los Industriales.
Si esto es así, ¿por qué Peñalver no está ahora mismo preparando su equipaje para viajar con la selección nacional en busca del boleto olímpico?
Las razones son perfectamente entendibles y reitero, aunque nos duela aceptarlo. La tesis que un equipo de pelota no es una selección de estrellas hay que tomarla como una verdad absoluta para tragar en seco y darle el pase al santiaguero, que aprovecho para decir, también es un pelotero con excelentes herramientas para este deporte.
¿Dónde se inclinó la balanza? ¿Qué elementos se tuvieron en cuenta para esta decisión? ¿Por qué Guibert por encima de Peñalver?
Para nadie es un secreto que ninguno de los dos sería regular en ese conjunto. Frederich Cepeda, Roel Santos y Yurisbel Gracial, son los titulares sin discusión de las tres praderas. Un cuarto jardinero en la nómina tendría otras funciones que nada tienen que ver con empuñar el madero.
Con otros peloteros en la banca de mayor calibre y experiencia en este tipo de torneos, dudo mucho que ninguno de los dos pudiera venir de emergente en una situación determinada en los escasos partidos que se jugarán en Arizona.
Seamos honestos, la mejor ofensiva mostrada por el capitalino durante toda la temporada de nada nos serviría en este caso. Las funciones de un cuarto jardinero en la banca pueden ser desde salir a correr en determinado momento hasta defender la posición en caso de una ventaja en el marcador en las entradas finales.
Es indudable que Guibert es más rápido, mejor defensor en cualquiera de los tres jardines y tienes más habilidades para salir a tocar la bola en un momento específico del partido, elementos estos que serían de mayor utilidad para el equipo.
Confeccionar un equipo de béisbol es una tarea compleja, cada integrante debe tener sus funciones dentro del elenco y jamás puede ser una concentración de cuartos bates ni podrán integrarlo los primeros en el listado de los mejores bateadores de ningún campeonato.
Yosvani Peñalver hizo su trabajo, cumplió con él y con nosotros los aficionados azules que a golpe de protestas lo incluimos a última hora dentro de la preselección nacional. Demostró ser un pelotero de calibre y de vergüenza y no tengo dudas que veremos su nombre en las nóminas de próximos torneos, pero en este no había espacio para él. Disculpen mi franqueza.
Disculpen mi franqueza