Por Gian Franco Gil / @Gian_Gil98
Los juegos efectuados en la Serie Mundial de las Grandes Ligas estuvieron a la altura del momento cúspide en el mejor béisbol del plaenta. Los Astros de Houston y Bravos de Atlanta fueron dignos contendientes de los choques más esperados de la postemporada. Jonrones, ponches, dominios de los lanzadores, batazos a la hora oportuna; eso y mucho más hizo vibrar a los aficionados del béisbol.
El equipo de Atlanta llegó al sexto juego con ventaja momentánea de tres victorias por dos los de Texas. Los Astros, por su parte, regresaron al “Minute Maid Park” con el aliciente de haber conseguido el éxito en el juego cinco, luego de superar un marcador adverso, permitido desde el inicio del choque.
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La llegada de ambos equipos al coliseo de los “Siderales” despertó el interés de los aficionados con posibilidades de presenciar el choque en el “lugar de los hechos”. Por tanto la demanda de entradas comenzó a aumentar y las ofertas se dispararon, al punto de superar los 10 mil dólares por una butaca en el parque.
Según el sitio Superboleteria, los tickets antes comenzar el sexto choque oscilaron entre los 200 dólares y los 2700, por la preferencia de los puestos. Aunque puedan parecer números elevados, esos precios no se acercan a los que exhibieron en Stubb Hub minutos antes de iniciar las acciones.
Stubb Hub es una compañía que se dedica a la reventa de boletos para grandes eventos. En esta ocasión, la empresa tuvo en oferta un asiento en el “Minute Maid Park” valorado en 15 mil dólares, un número claramente elevado.
La gran incógnita es: ¿Existirá un aficionado dispuesto a pagar dicho monto de dinero para asistir a un partido de tal magnitud?
La realidad es que las noches de Serie Mundial son mágicas. Los juegos son irrepetibles, las sensaciones únicas y los momentos que se viven quedan grabados inevitablemente en los recuerdos de los aficionados. Gritar por el equipo de su preferencia, o celebrar un jonrón de su jugador favorito, seguramente compensará el gasto monetario realizado antes del primer envío. Si quien pagó esa cantidad era un fanatico de los Bravos, de seguro, considera que valió la pena el gasto. No pagó por un juego cualquiera, pudo ver a su equipo coronarse luego de muchos años.