Por Alexander García Milián
En Kendrys Morales se funden un cumulo inmenso de sensaciones, el amor, el odio, la esperanza, la ilusión; en su rostro está plasmada la imagen de una generación que pensó las cosas podían ser diferentes, Kendrys es un símbolo, un talismán, es el ídolo de miles de cubanos que vivimos aquellos años de gloria de Industriales a finales de los 2000.
Cuando leo la noticia del posible retiro, veo esa foto tan nítida, muy bien lograda, una foto de Kendrys en el banco con el traje de los Angelinos, es un hombre en plenitud de facultades dispuesto a comerse al mundo; luego como un trueno veo otra imagen, Kendrys con el traje a rayas de los Yankees tras conectar un sólido batazo mira a lo lejos del right field cuando la bola cae de jonrón en los palcos del estadio de los Bombarderos; ahora es un tipo más viejo pero aun lleno de ganas, es una cara que expresa orgullo por lo que es, un gran profesional.
Las teclas suenan y los compases que emiten en el ordenador presagian el final de algo, quizás el último artículo, la última crónica- pienso-pero veo en cámara lenta la secuencia de aquel jonrón ante Brasil y se vuelve imposible ponerle punto y final a la figura de Kendrys.
Una vez más para mí, las claves del asunto pasan por Miami tal como en años anteriores, antes de Oakland y Yankees; un icono del calado de Morales, más siendo cubano sería un plus de lujo para los peces y para la popularidad de Jeter.
Ahora las esperanzas parecen esfumarse y nos negamos a dejar ir a un hombre como Kendrys, rechazamos la idea de no verlo más en un diamante jugando al primer nivel, en mis fueros creo que puede aportar otro extra, siempre ha sido así, dando el extra y es loable entregarle el beneficio de la duda.
Las analogías fluyen otra vez como en tropel, Kendrys la figura, el novato del año con marcas insuperables, Kendrys a veces como Hulk, a veces como Robin; Kendrys bajando al abismo, subiendo luego como el renacido… la ilusión se va , la ilusión de verlo como el grande, como el mejor pelotero, se va así rápido, pero regresa en un santiamén cuando la despacha a las dos manos; Reales, Marineros, Atléticos, Yankees, ahí está la historia, fue el mejor, es el mejor pelotero cubano que ha salido de la Isla en los últimos treinta años, más… es un latino de pura cepa.
Nos vemos a la vuelta