La leyenda de Lázaro Vargas: De cruzar por una viga al beisbol organizado

Michel Contreras

Mucho antes de llegar al estrellato, Lázaro Vargas fue un niño humilde que se dejaba llevar por su pasión por la pelota.

Lazaro Vargas con equipo Cuba

Considerado por muchos el mejor pelotero de la historia de Industriales, el tercera base Lázaro Vargas se hizo de un nombre inmortal en el béisbol cubano a pesar de coincidir en el tiempo con el mejor antesalista que ha pasado por los clásicos domésticos, Omar Linares.

Pero muchos años antes de vestir los colores de los Azules y el equipo Cuba, Lázaro Vargas fue tan solo un niño humilde que, en un barrio de la periferia de la capital, se dejaba llevar por su pasión por la pelota.

“Yo jugaba en la esquina de mi casa, en un placer que hay en San Miguel del Padrón”, contó en ‘El Show de Swing Completo’. “Todavía cuando voy paso por ahí y me digo ‘aquí empecé a jugar’. Y nada, un día pasó un señor, me vio y me preguntó si me interesaba jugar organizado. Yo tenía como ocho años y le dije que no sabía lo que era jugar organizado”.

El hombre le contestó que aquello significaba ponerse un uniforme y salir a terrenos de verdad. Entonces el niño Lázaro Vargas le dijo que eso había que hablarlo con sus padres, y sus padres adujeron que no tenían tiempo para llevarlo a los partidos.

Pero eso no sería problema. “Les explicaron que me recogerían en la casa con todo el equipo, me llevarían a jugar y después me traerían de regreso. Y así empezó Lázaro Vargas.

Lázaro Vargas, el nacimiento de una leyenda

Su primera competencia en el béisbol cubano, relató, fue un campeonato regional con el representativo de San Miguel. “Jugaba en el D’Beche, jugaba en Regla… es decir, en los municipios cercanos, y también en el terreno de Juanelo, que para llegar a él hay que cruzar un río por una viga”, recordó el autor del hit de oro en el Mundial de Parma 1988.

Años más tarde, la presencia del fenomenal Omar Linares no sería óbice para que Lázaro Vargas se sumara a las filas de los equipos olímpicos a Barcelona 1992 y Atlanta 1996, en los cuales incluso se abrió espacio en los lineups titulares como bateador designado y primera base.

Su paso por el béisbol cubano incluyó 22 Series Nacionales, cuatro títulos, un récord de 31 partidos consecutivos bateando de hit (estuvo vigente entre 1985 y 1995), average ofensivo de .317 y más de dos mil indiscutibles, no pocos de ellos en el llamado ‘clutch’, algo que llegó a ser uno de los sellos de su brillante trayectoria.

Tras su retiro del deporte activo, Lázaro Vargas dirigió los Industriales durante cuatro temporadas con un subcampeonato como mejor resultado, y en 2015 salió de Cuba junto a su hijo Miguel Antonio, quien siete años después debutaría en las Grandes Ligas con Los Angeles Dodgers.

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Lazaro Vargas con Industriales en SNB

1 comentario en «La leyenda de Lázaro Vargas: De cruzar por una viga al beisbol organizado»

  1. Grande entre los grandes, querido por muchos y criticado por otros, su nombre es digno de incluirse en la historia del baseboll cubano.

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