La «locura» inédita, solitaria e increíble de estrella de Industriales Lázaro de la Torre

Daniel De Malas Andreu

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Por Yasel Porto

Utilicé la palabra locura en el título con toda intención. Las comillas son por lo metafórico del asunto, aunque a decir verdad para unos cuantos lo que está haciendo el legendario exlanzador habanero Lázaro de la Torre es un verdadera locura. No me incluyo en esta lista porque después de ver cómo el sacrificio y la pasión han hecho realidad ciertos objetivos de este hombre, sinceramente no puedo dudar ni asombrarme con nada en lo que él sea protagonista.

En Cuba no ha existido jamás un batting cage con la estructura física y funcional de muchos de estos lugares en los que bateadores y lanzadores perfeccionan su mecanismo de cara a la competencia. Lógicamente que la cuestión ecomómica ha sido la causa principal sin dejar a un lado también ha faltado el interés real para tener un espacio equipado con parte de las características que llevan estos sitios. Si ha habido financiamiento para otros proyectos de menos utilidad (El Museo del Deporte de la Ciudad Deportiva, con millones de pesos invertidos para que hoy no acceda allí la mayoría de la afición es uno de los varios ejemplos).

Y una muestra que haber llevado a cabo algo así es lo que está pasando actualmente con Lázaro de la Torre y el estadio 50 Aniversario (antiguo DESA).

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En medio de todos los problemas con la pandemia y la crisis económica en la Isla el extraclase exlanzador habanero y entrenador por muchos años trabaja diariamente en su «cuartel general» para dejar listo un centro de entrenamiento especial totalmente inédito en la historia del beisbol cubano.

Allí el apodado «Brazo de Hierro» sigue poco a poco acercándose a cumplir un sueño que dos años atrás parecía imposible. Pero para lograrlo ha tenido que hacer de todo, incluyendo labores albañilería, electricidad, ingeniería y otras fundamentales a la hora de montar un lugar con este tipo de complejidades.

Ya al menos está levantada la edificiación a un costado del terreno ubicado a escasos metros de la Plaza de la Revolución, además de contar con parte de lo necesario en su interior.

Según De la Torre este proyecto contará con lo necesario incluyendo lo que tiene que ver con la parte tecnológica. El único objetivo me expresó cuando visité la obra, es contribuir al desarrollo del béisbol cubano y enfatizó que si bien el INDER no he tenido nada que ver en todo esto no quiere decir que cuanto todo esté listo el uso de la instalación sea solamente para los equipos dirigidos por el mítico número 27. Al contrario, todo el que quiera podrá llegar allí y aprovechar las utilidades que estarán a disposición. Siempre y cuando todo se haga con la organización suficiente dijo Lázaro.

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En el video que filmamos se puede apreciar que aunque todavía queda un trecho por delante ha habido un avance considerable y lo que va faltando para concluir el proyecto es algo que no tiene por qué complicarse, pues el mismo De la Torre aseguró que a pesar de los problemas económicos que vive Cuba tiene el apoyo para lograr el objetivo. Sobre todo lo que se refiere a poder comprar lo que hace falta, que puntualizó que se ha hecho y se hará dentro de lo legal.

Y eso es lo que se escapa de sus manos, aunque también me dijo que no pocas cosas ha tenido que asumir con sus propios recursos para así evitar una mayor pérdida de tiempo. Eso sin contar lo señalado anteriormente sobre el asumir todo tipo de oficios en aras de resolver determinadas situaciones presentados durante los dos años de trabajo.

En Cuba no hay un lugar ni remotamente parecido a las pretensiones de Lázaro con ese espacio, y no cabe dudas que de conseguir su empeño habría muy buenas consecuencias para el desarrollo del béisbol y no solo dentro de la capital.

Este hombre ha sido capaz de lograr proezas increíbles, primero como lanzador y luego de retirado. Ganar seis partidos una misma semana y luego vencer en 2 juegos consecutivos como abridor en un playoff con nada menos que 43 años, son dos de los ejemplos más notables. Por cierto que en aquel enfrentamiento de cuartos de final contra el poderoso equipo de Pinar del Río en 2001 abrió 4 de los 5 encuentros del pareo, tres de ellos de manera sucesiva. Nada similar se ha dado antes y después incluso a nivel internacional.

También impresiona que con 64 años mantenga un ritmo de entrenamiento tan férreo que lo hace tener una velocidad en su recta que supera a muchos más jóvenes que son parte de la Serie Nacional. Y a eso sumarle lo que ha hecho en el estadio que hace mucho tiempo se convirtió prácticamente en su primera casa, reactivando un sitio que estaba casi en total abandono y con el formidable trabajo con el equipo Plaza, que de haber sido el peor de La Habana torneo tras torneo llegó a convertirse en uno de los más competitivos de la capital cubana.

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