Por Álex Fernández Fernández
Hace apenas una semana resaltamos acá en Swing Completo la llegada de la familia del campeón olímpico en 2016, Ismael Borrero a Miami. La decisión de abandonar una delegación cubana en México por parte del también titular del mundo de la lucha libre, ocuparía titulares tanto en la prensa cubana como internacional.
Borrero aprovechó en mayo último el Campeonato Panamericano de Luchas de Acapulco 2022, y decidió no volver a la isla.
El desangramiento del movimiento deportivo cubano, proveniente de aquellos radicados en la isla, lo sufre cualquier deporte, y en las más disímiles manifestaciones atléticas. Karatecas, peloteros, saltadores.
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Sin embargo, lo de la lucha cada vez es más preocupante, si tenemos en cuenta que de las seis coronas de Cuba en la edición estival de Tokio en 2021, dos fueron de la lucha. Mijaín López (cuarta ocasión consecutiva) y Luis Horta.
Hoy de acuerdo con el perfil en Facebook de Daniel Gómez, activista, entrenador y conocedor del acontecer de esta modalidad a escala global, en las últimas dos semanas han llegado de una forma u otra a los Estados Unidos varios exponentes. Yowlys Bonne, quien en 2018 fuese campeón del mundo; Reinier Pérez, medallista en torneos internacionales, y Liván López, también con notables resultados en el plano internacional.
Si hacemos un recuento de las figuras más importantes que han abandonado el país en los últimos años, incluso el deporte, y que eran de las mayores esperanzas del sistema deportivo de Cuba, pues destacan entre otras: Yaimé Pérez, campeona del mundo y medallista olímpica en el lanzamiento del disco, o el ya mencionado Ismael Borrero.
Agregar el caso de Andy Cruz. El boxeador fue detenido hace pocos meses en Cuba tras el intento de salida ilegal del país. La Federación de las disciplina decidió apartarlo del sistema.
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Evidentemente se abrió un viaducto de desesperanza para los atletas cubanos que buscan otros rumbos. Un futuro mejor donde puedan tomar sus decisiones con más libertad.