Matanzas se postula, nuevamente, como favorito para ganar el campeonato

Por Franco Miguel Alvariño

Cuando comenzó la edición 60 de la Serie Nacional de Béisbol, Matanzas, solo contaba con el favoritismo de ser el campeón vigente. Su inicio en la temporada fue algo irregular. En aquel entonces, Armando Ferrer y el cuerpo de dirección, intentaban darle solución a las bajas que presentaba el conjunto.

Lo primero que debe funcionar en un equipo es la línea central, y los matanceros presentaban la ausencia de su campo corto, Erisbel Arruebarrena y el receptor Ariel Martínez, ambos estaban cumpliendo sus respectivos contratos en otras ligas. A esto se le sumó la salida por lesión de, Yasiel Santoya, inicialista y capitán de los cocodrilos.

Por otra parte, cuando el campeonato estaba al rojo vivo llegó la mala noticia para los matanceros de la salida de sus dos principales lanzadores, Yoanni Yera y Noelvis Entenza, los dos con propuestas para jugar en ligas invernales del Caribe.

Así fue gran parte de la temporada para la nave de Ferrer, llena de altas y bajas, intentando acoplar la maquinaria, buscando una alineación convincente, que solucionara los problemas ocasionados por el debilitado cuerpo de lanzadores, que encontró, su paño de lágrimas en los brazos de Renner Rivero y David Mena.

De esa forma, con mucho sufrimiento, partido a partido, sin estar en el foco mediático llegaron a la recta final del certamen, y fue entonces cuando comenzaron a llegar las buenas noticias. La incorporación de Yurisbel Gracial y Ariel Martínez de Japón, el retorno del “Grillo” Arruebarrena y la repatriación del jardinero Yadir Drake. Estos cuatros, sin jugar, asustaban a los lanzadores. En ese momento, Matanzas volvió a ganar titulares.

Llegaron los playoffs, y con ello todo lo relacionado a la pandemia. Al equipo le tocó esperar en casa. Cienfuegos, su rival de cuartos de final, tuvo serios problemas de contagio, por lo que el duelo particular tardó en comenzar. Ellos, mientras, entrenaron en su cuartel general, el “Victoria de Girón”, y entre tanta espera se le incorparon Yera y Entenza, aunque el retraso provocó la salida inminente de Gracial al país asiático donde juega, puesto que Jefferson Delgado suplió a la perfección.

Lo que ocurrió en la postemporada es historia. Una barrida con dominio absoluto le otorgó a los cocodrilos el tercer boleto a la semifinal del béisbol cubano. No eran pocos los que ofrecían su voto a los matanceros, pero lo que ocurrió en el estadio José Antonio Huelga (sede nuetral) fue un «abuso» en toda la extensión de la palabra.

En la grama del terreno espirituano se pudo ver un equipo agresivo, acoplado, con la motivación de reeditar la hazaña conseguida en la temporada anterior. El contrario, dirigido por Alain Álvarez, predispuesto desde un inicio por su pobre pitcheo logró hacer muy poco y se vio superado en todos los renglones del juego.

Los matanceros destrozaron, literalmente, la bola. Su average, propio de 33 imparables en 104 turnos al bate fue de .317, con un promedio de embasado igual a .430. Además, su apartado más fuerte fue el bateo de largo metraje reflejado en SLU de .587, lo que se traduce en siete cuadrangulares  e igual número de biangulares. Más sorprendente fue la cifra de un extrabase cada 7.4 turnos al bate, lo que refleja el excelente estado de forma de los bates y los físicos.

La principal debilidad que se le veía al equipo de la Ciudad de los Puentes antes de lanzarse la primera pelota, era su cuerpo de lanzadores. Una vez más demostraron poder corregir sus propias flaquezas. Su staff enfrentó la poderosa ofensiva cienfueguera y mejor no lo pudo resolver.

El director solo tuvo la necesidad de apelar a seis lanzadores, de ellos cinco se habían desempeñado como abridores, y solo usó a su cerrador estrella en el último choque, con la premisa de que pudiera ver acción y estirara el brazo, pues el partido estaba decidido hacía varias entradas.

Un total de 27 capítulos acumularon los serpentineros, en los que enfrentaron a 99 bateadores, recibieron 19 indiscutibles y permitieron solo cinco carreras limpias, para 1.67 por cada nueva entradas, y los bateadores promediaron un modesto .197, lo que demostró el absoluto dominio del sorprendente cuerpo de lanzadores matanceros.

Así materializaron su pase a la penúltima instancia de la serie. Con un juego certero, acumulando muchas esperanzas en sus aficionados. De cara a la semifinal, conocen la salida de Ariel Martínez a jugar con su club, Dragones de Chunichi en la liga profesional de Japón. Tomando en cuenta esto y la todavía posible elecciones de los refuerzos, los seguidores, seguramente, comienzan a predecir y analizar las necesidades del equipo.

Por supuesto la tropa necesitará un catcher, algunos manejan el posible regreso de Andy Cosme, receptor de los cazadores de Artemisa, con muchos fundamentos a la defensa. Otra variante interesante sería el máscara de Cienfuegos, Richel López. Después de ver el poderío ofensivo, sería una locura aventurarse a pensar de la posibilidad de seleccionar otro jugador de posición, en este caso, probablemente, Ferrer y su cuerpo de entrenadores irán tras reforzar el área de los lanzadores.

Con un playoff de siete juegos a ganar cuatro, sumar otro abridor de puntería será una pieza clave para la nave matancera. En ese sentido son varios los disponibles, Brayan Chi, Frank Madán, Yuen Socarrás o Yosimar Cousín, son algunos de los que se erigen para integrar cualquier equipo. En especial, Chi, parece hecho a la medida para estos juegos, el derecho capitalino tiene tres aperturas en postempòradas y todas han sido de calidad. Para concluir deberán sumar tres hombres de relevos, que garanticen el trabajo del bullpen.

Ellos, favoritos indiscutibles, enfrentarán a Santiago de Cuba o Las Tunas, pero su rival, según su mentalidad ganadora, solo parece puro trámite. Caminan con paso firme, juega al béisbol como sino hubiese un mañana, las ganas por hacer historia los supera, dos títulos al hilo parecen un aval, el cual quieren insertrar en su vitrina. La final se vislumbra bastante cerca, y el trofeo algo más que posible, por el momento, solo les resta continuar jugando como los campeones que son.

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