Por Jesús Alaín Fernández/@JesusLCA2017
No existe otro deporte que mueva la avalancha de estadísticas que mueve el béisbol. Desde los mismos inicios las ahora llamadas “estadísticas tradicionales” campearon por su respeto y dominaron a cuanta disciplina intentaba acercarse.
Los bateadores se medían de acuerdo a su promedio ofensivo y si eran de bate pesado entonces el “slugging” entraba en la ecuación. Ya más para acá, dentro de lo clásico, como una mezcla feliz de modernidad y tradición el OPS (SLUG + OBP) se encargó de marcar el paso.
Los lanzadores luchaban por tener un PCL (promedio de carreras limpias) bien bajo y que los ponchados le pusieran apellido en cifras a sus brazos. Y luego el Whip tomo un lugar importante para entender que ocurre sobre el box en un partido de pelota.
Como todo lo tradicional, estas estadísticas ni han muerto ni morirán jamás. Es como la mecánica clásica que muchos vaticinaron a principios del siglo XX que terminaría cediendo el puesto a lo que Albert Einstein ponía sobre la mesa. Y allí está.
La primera revolución en materia de entendimiento de los números en el juego surgió con la llamada “sabermetría”. Amada por algunos, odiada por otros, entendida por menos de los que la odian, las estadísticas sabermétricas surgieron para que el juego se pudiera interpretar de forma diferente.
Ya el AVE no es lo que define a un jugador si no su WAR (Wins Above Replacement). Un lanzador puede tener una excelente efectividad pero su FIP (Fielding Independent Pitching) es realmente a donde muchos miran para saber si el resultado es fruto del brazo y la mente del hombre que se encarama en el box o si es más obra del trabajo colectivo.
Pero finalmente en la última década se sumó la segunda revolución en materia de entendimiento e interpretación de lo que ocurre en un diamante beisbolero. La revolución tecnológica, las posibilidades inalámbricas, los sensores minúsculos, el procesamiento de datos (data mining) nos han puesto a mirar muy por dentro, casi hasta el centro de la pelota o el núcleo del bate para entender, interpretar y mejorar el juego de béisbol.
Ahora mismo la velocidad de un lanzador es menos importante que su Spin Rate (cantidad de rotaciones sobre su eje de la pelota en lo que va desde la mano del lanzador hasta el homeplate), y este incluso menos importante que el Spin Rate Efectivo (porciento de la rotación que de verás influye en el movimiento de la pelota).
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Ya podemos medir cuanto se mueve un picheo en los dos ejes dado por la pericia de su lanzador conocemos con precisión milimétrica la efectividad de los lanzamientos por zonas de picheo. Ahora es más importante para comparar dos lanzadores sus estadísticas esperadas que sus estadísticas reales alcanzadas. Al igual que lo es para un bateador.
El xBA (promedio de bateo esperado) sustituye en casi todas las conversaciones al AVE y el xwOBA (promedio de bateo esperado teniendo en cuenta el ángulo de salida, la velocidad de salida y la velocidad del bateador en las bases) parece ser, cuando de bateo se habla, la más completa de las métricas. Las carreras creadas mide mucho mejor el aporte ofensivo que las impulsadas o anotadas y los analistas casi ni se detienen en lo tradicional, en muchos de los casos, para comparar o analizar.
Ni hablar, por supuesto, del cambio en el análisis defensivo dado por los OAA (outs above average por sus siglas en inglés) o las DRS (siglas de defensive runs saved ) que abolieron totalmente el concepto de promedio de fildeo o lo desterraron hacia ligas con limitaciones tecnológicas.
Y por supuesto, los avances que permiten ver más allá nos dejaron mirar a través de la foto de las últimas temporadas y ver lo que antes estaba vedado al entendimiento. Pero de eso hablaremos en otro momento.
De todas formas, el béisbol que se juega en el terreno sigue siendo el mismo. Los diamantes siguen siendo de hierba y tierra. Los spikes siguen marcando el paso en el terreno y lo que no puede pasar es que lo romántico y hermoso de estar en un campo de juego sea sustituido solamente por números, sensores y algoritmos. ¡Viva el béisbol en su forma pura!