Por José Alejandro Rodríguez
Este domingo, el equipo de Matanzas puso fin a las aspiraciones de los Leñadores de Las Tunas de colarse en la final de la pelota cubana. Cuatro victorias al hilo fueron suficientes para demostrar la superioridad de los Cocodrilos, lo cual, al parecer, provocó algún tipo de frustración en el conjunto dirigido por Pablo Civil.
Los tuneros vencieron dos veces a los yumurinos en los dos primeros juegos y obligaron a los actuales campeones nacionales, a no regalar nada más, pues cualquier equivocación podía colocarlos al borde del abismo.
A criterio de este redactor, un tercer juego ganado 1×0 por los chicos de Armando Ferrer, con un pitcheo de “segunda línea” muy parejo por ambos elencos, representó el punto de giro en esta subserie semifinal de la edición 60 de la Serie Nacional de Béisbol.
Desde ese momento, aunque hubo mucha paridad en los restantes encuentros, se veía un solo equipo sobre la grama del estadio “José Antonio Huelga” de Sancti Spíritus cuando la situación se ponía más tensa. La alegría de los matanceros con cada batazo, con cada fildeo, con cada ponche, sumergió al conjunto tunero en una especie de letargo, en una suerte de “tristeza generalizada”, que le impidió encontrar el camino para superar a su rival.
Y es posible que toda esa energía acumulada, toda esa frustración, esos deseos de victoria reprimidos, se hayan desahogado, de alguna forma, durante los lamentables sucesos ocurridos en el octavo episodio, parte alta, del encuentro jugado el pasado domingo.
Con dos outs en la pizarra, perdiendo por tres carreras debido al jonrón de Arruebarruena, el joven Héctor Castillo, quien se encontraba corriendo en la primera base, intentó llegar a la intermedia con un roletazo lento salido del bate de Yuniesky Larduet, atrapado por el torpedero yumurino.
Sin embargo, especulo yo, al ver que no podía alcanzar la almohadilla antes de que se produjera el tiro, Castillo se lanzó hacia el cuerpo de Aníbal Medina, camarero de los Cocodrilos, quién sabe buscando qué. La posibilidad de impedir el out forzado era tan lejana como el “regreso” de Las Tunas en el partido.
Esa fuerte barrida provocó que se vaciaran las bancas de ambos equipos y tuvieran lugar un sinnúmero de trifulcas en el terreno, alrededor del segundo cojín, en las cuales hubo de todo. Discusiones, empujones, manotazos, forcejeos… y los árbitros tratando de controlar la situación. Varios peloteros fueron expulsados: Yadir Drake, Joel Suárez, Yuniesky Larduet, Andrés Quiala y Héctor Castillo.
Todos pudimos apreciar las imágenes de la transmisión televisiva, pero siempre hay detalles que no se pueden determinar. ¿Por qué Castillo realizó ese fuerte deslizamiento? ¿Qué le dijo Medina al tunero en su primera reacción? ¿Por qué Yadir Drake salió como un cohete desde el jardín derecho a intervenir en la pelea? ¿Algo personal o solo fue para “defender a su equipo”? Con total seguridad, en los próximos días, tendremos más información sobre lo acontecido este domingo y se los compartiremos acá en nuestra web.
Lo cierto es que, este lamentable suceso, sirvió para cerrar con una triste imagen las cortinas imaginarias de este «excelente» playoff semifinal entre tuneros y matanceros, quizás, el duelo más parejo hasta el momento, protagonizado por dos de los mejores equipos de la actual campaña.
Sin embargo, esta no es la primera vez que ocurre un hecho similar entre ambos equipos. Hace ya algunos años, exactamente el día 29 de agosto de 2016, durante el noveno episodio de un partido celebrado en el estadio Victoria de Girón, en la edición 56 de la Serie, el receptor tunero Yosvany Alarcón salió hacia el box para embestir al entonces lanzador relevista de los Cocodrilos, el guantanamero Alexander Rodríguez, provocando también que se vaciaran las bancas de ambos equipos.
Sucedió entonces que el serpentinero Rodríguez realizó un envío hacia el home que, aunque estaba en zona alta, no representaba peligro alguno para la anatomía de Alarcón, según se puede apreciar en las imágenes.
No obstante, algo le pasó por la cabeza al receptor tunero, uno de los peloteros más caballerosos, disciplinados y “tranquilos” de la pelota cubana actual, pero que ese día protagonizó uno de los hechos más criticables de los últimos años dentro de un terreno de beisbol en Cuba.
Según relató Cibercuba en una ocasión, lo ocurrido entre Alarcón y Alexander fue «una escena digna de cualquier combate de lucha libre, pues el tunero le aplico una sonora proyección al pitcher. Se enredaron a puñetazos en pleno montículo. Luego la bronca seguiría en el suelo, con caída del árbitro de home incluida».
Esta indisciplina le costó a Alarcón estar separado del beisbol activo por un lapso de un año. Tiempo después, el pelotero se disculpó públicamente con la afición del país, en particular con los pueblos matancero y el tunero: «Creo que sencillamente tuve un lapsus, me bloqueé un poco y hoy lo estoy reconociendo. Por eso les pido disculpas a todos», expresó Alarcón a Cubadebate, en nota publicada en aquel entonces.
Como explicara el propio Alarcón en la entrevista citada, en su criterio personal, la actitud del lanzador guantanamero no fue obra de la casualidad: «Esto es parte de un jonrón que yo le di a Matanzas en la semifinal de la serie pasada (edición 55), cuando estuve de refuerzo con Pinar del Río (…) fue ante este lanzador y en el mismo estadio».
Sobre el suceso de marras con Alexander, Alarcón agregó: «En ese juego, yo salgo como emergente (…) y llaman precisamente al mismo pitcher, quien hace algunos gestos y dice algunas cosas (…) Eso comenzó a darme que pensar (…) hasta conseguir bloquearme psicológicamente».
«No es mi estilo alterarme rápido ni mucho menos, pero (…) casi ningún pitcher me hace un primer lanzamiento por dentro, por lo general me trabajan hacia la esquina de afuera. Él le dice tres veces que no al cátcher y el lanzamiento es por dentro, que si no llego a estar preparado (…) me hubiera pegado en la manos», argumentó Alarcón, aunque reconociendo que no debió reaccionar de la forma en que lo hizo.
Sobre la sanción, Alarcón expresó: «Estoy seguro que han sido un poco fuertes conmigo, pero bueno, es lo que está en la reglas del béisbol revolucionario cubano. Las medidas disciplinarias que tenemos en Cuba son esas y tengo que atenerme a las consecuencias de mis actos».
No obstante la opinión de Alarcón, aquí les dejamos este video donde se incluyen ambas jugadas para que usted, amigo lector, emita su veredicto.
Ya la Comisión Nacional de Beisbol anunció que se estaban analizando los videos del juego para tomar medidas disciplinarias con los implicados en las trifulcas. Esperemos que se actúe de manera coherente, siendo ejemplarizantes pero a la vez, considerar que Matanzas aún debe jugar la final contra Granma. No poder contar los yumurinos con algunas piezas para los primeros partidos, dañaría considerablemente la calidad del espectáculo.
Un grande del beisbol cubano recientemente fallecido, Pedro José “Cheito” Rodríguez, siempre decía: «A mí me dan un pelotazo y yo vengo luego y les meto un jonronazo». Es cierto que los latinos jugamos al beisbol con sangre caliente, pero a veces deberíamos reflexionar un poco y escuchar palabras como las de Cheíto. Y no sólo escuchar, sino también ponerlas en práctica.