El nuevo escándalo contra Industriales: ¿llegó el apocalipsis?

Por Alexander García Milián En el deporte, los casos de grandes trifulcas son memorables. Las mismas le han dado un tono particular al juego y para bien o para mal, los altercados siempre llenan de morbo el ambiente. El fenómeno es propio del profesionalismo, así  como del circuito amateur… pero todo tiene matices. Lo ocurrido […]

Por Alexander García Milián

En el deporte, los casos de grandes trifulcas son memorables. Las mismas le han dado un tono particular al juego y para bien o para mal, los altercados siempre llenan de morbo el ambiente. El fenómeno es propio del profesionalismo, así  como del circuito amateur… pero todo tiene matices.

Lo ocurrido este miércoles en el tercer juego de la subserie entre Camagüey e Industriales parece algo salido del más puro barullo, un reflejo total del vulgo que muchas veces somete a nuestra pelota.

Para muchos, el cubano es así, arrestado, impulsivo, mandado a correr, pero señores la última gota de civismo me pregunto todavía donde quedo.

 En este contexto, donde de gris para verde o violeta se pintan los tonos opacos de nuestro pasatiempo nacional, lo que más ruido provoca en la serie es si el árbitro x no lo hizo bien ante tal o más cual equipo, si fulano le guapeo a mengano, si en el Victoria le gritaron a Anglada o en el Cándido tiraron pepinos al banco de los azules; es como como una cruda novela negra donde todo se circunscribe a la vida en un solar, al chisme o al brete.

Si miramos al futbol, a Figo en el Camp Nou le tiraron botellas y hasta una cabeza de puerco, a Sergio Ramos en Sevilla, la misma historia; los comentarios y las analogías quedan, pues las situaciones son diferentes.

La cuestión con la pelota cubana estriba en que este tipo de situaciones son parte de una conciencia adquirida, a mayor o menos escala, lo mismo las vemos en el barrio que en un centro de trabajo.

Estas son situaciones que pueden suceder con cualquiera de los seis elencos de esta segunda ronda en la serie, ya al final de la primera ronda vimos lo ocurrido en el latino entre holguineros y habaneros, ahora en esta etapa apunten que algo viene en camino, un pelotazo, un sutil cruce de palabras; es que desde hace varios años ya, no se distingue bien entre un terreno de pelota o una pelea de perros.

El béisbol va siendo la vía de escape, la plataforma para liberar frustraciones, ira, miedos, un sinfín de emociones acumuladas que la realidad va formando en las mentes y de algún modo tiene que salir.

Todo es como un lienzo detallado, como La Jungla de Lam o la novela de Upton Sinclair; de tantas veleidades está compuesta el alma humana y nosotros los cubanos parece llegamos para ponerle la guinda al pastel.

¿ Será que llegó el apocalipsis?

Nos vemos a la vuelta.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *