El boxeo profesional está repleto de historias de desencuentros y polémicas, lo que muchas veces llevó a que los autores rompieran para siempre el vínculo que los unió. Entre estas vivencias sobresale la que protagonizaron Oscar de la Hoya y Saúl «Canelo» Álvarez, quienes crearon una enemistad que perdura hasta nuestros días.
De la Hoya actuó como promotor del mexicano en una época de gloria de este, pero en el año 2018 se comenzó a destruir ese enlace, después de un millonario acuerdo del natal de Jalisco con la empresa DAZN. Los rumores de la ruptura fueron muchos, pero la mayoría estaban amparados en falsedades.
¿Qué ocurrió realmente?, ¿Hubo sospechas de juego sucio por parte del promotor? El propio Oscar de la Hoya decidió contar una vez más su versión de los hechos y aclaró la situación por enésima ocasión. El estadounidense ofreció declaraciones al sitio Figthhype, en las cuales expuso su verdad.
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Según el entrevistado, el rompimiento no tuvo que ver nada con el aspecto económico y si con una opinión suya que no agradó a Saúl y a su entrenador Eddy Reynoso.
«Un día, un reportero me preguntó si yo pensaba que Canelo necesitaba otro entrenador y yo contesté que quizás era buena idea. Yo tuve siete entrenadores en mi carrera y aprendí cosas de cada entrenador, todos me enseñaron algo nuevo», dijo Oscar a Figthhype.
Canelo Álvarez se distanció
El exboxeador señaló que aquellas palabras significaron el principio del fin, ya que en ese instante se comenzó a tensar su relación con el pugilista.
«¿Cómo puede hablar de lealtad alguien que va saltando de promotor en promotor, de contrato en contrato, de televisora en televisora?», replicó el representante de Golden Boy.
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Lo revelado por Oscar de la Hoya hundió lo narrado por la estrella del boxeo mundial, quien alegó en el pasado situaciones «oscuras» en las ganancias en cada combate cuando trabajó con el promotor. Obviamente, cada quien tiene su punto de vista y ofrece una narración a su manera.
¿Qué cree usted de este asunto, estimado lector?, ¿Quién tiene la razón? Lo cierto es que el abismo que se creó entre las dos partes parece insalvable.
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