PALIZA en Fenway Park: Boston bateó cuanto quiso ante Houston en Juego 3

Por Gian Franco Gil / @Gian_Gil98 El “Fenway Park” luce imponente durante cada uno de los juegos de la temporada regular que allí se efectúan. La mística que lo ronda, las eternas rivalidades con los Yankees de Nueva York, y aquella pared enorme al final del terreno lo hace un sitio peculiar, espectacular para los […]

Por Gian Franco Gil / @Gian_Gil98

El “Fenway Park” luce imponente durante cada uno de los juegos de la temporada regular que allí se efectúan. La mística que lo ronda, las eternas rivalidades con los Yankees de Nueva York, y aquella pared enorme al final del terreno lo hace un sitio peculiar, espectacular para los que aman el béisbol.

En las noches de octubre, cuando los Medias Rojas de Boston están presente en la gran fiesta de las Grandes Ligas de Béisbol, el “Monstruo Verde” se convierte en una especie de dominio para los que visitan el estadio. El ambiente que se genera es distinto. El público llena las gradas, grita, empuja y los bates del equipo local se calientan.

Los Astros de Houston llegaron a la ciudad de Boston con el objetivo de efectuar el tercer encuentro de la Serie de Campeonato de la Liga Americana. En el “Minute Maid Park” las acciones concluyeron igualadas a un juego por bando. Entonces, en la noche del lunes, 18 de octubre, se creó el escenario perfecto para que ambos conjuntos definieran sus diferencias.

La producción de los Medias Rojas comenzó temprano. La noche se tiñó de rojo. El público empezó a corear los enormes batazos, salidos de los bateadores de casa. Alex Cora, director de Boston, en el día de su cumpleaños, comenzó la celebración temprano. Con seis carreras de diferencias en la parte baja de la segunda entrada y un golpe psicológico extraordinario, el tercer juego del playoff tenía un dueño claro.

Durante el segundo capítulo, el abridor José Urquidy mostró algunos problemas en su control, que provocó el racimo de carreras conseguido por la batería rival. Urquidy regaló par de boletos y permitió un doble comenzando la entrada, luego de dominar por la vía de los strikes a Xander Bogaerts, el primer bateador del inning.

Después, soportó un indiscutible de Christian Vázquez, válido para remolcar la primera carrera del encuentro. Minutos más tarde, Christian Arroyo roleteó por el camarero, José Altuve, en un lance que parecía ideal para una jugada de doble matanza, pero el venezolano pifió y quedaron las bases llenas de corredores. Además, J.D. Martínez fue el segundo hombre en pisar el plato.

En el béisbol existe una máxima que dice: “después del error viene el batazo”. Los viejos entendidos en el deporte explican que “en la pelota todo está inventado”, y en realidad queda muy poco por decir, salvo para elogiar las enormes proporciones en la conexión de Kyle Schwarber.

Este cronista no solo se refiere a la dimensión del batazo o a la alta producción –cuatros carreras de un golpe y ventaja de seis en el marcador-. El batazo alcanzó un mayor valor para la franquicia, entrando en la historia de las postemporadas en las Grandes Ligas. El estacazo de vuelta completa significó la primera vez que un equipo disparó tres grands slams en una serie de playoff. Además, llegaron a 17 bambinazos en sus últimos seis juegos de la “fiesta de octubre”, única organización en lograr esa cantidad de jonrones en ese margen de tiempo.

La producción no se detuvo. Un episodio después, Christian Vázquez y Arroyo volvieron a ser protagonistas en las anotaciones de Boston. El primero de ellos repitió la dosis del segundo inning y, con sencillo remolcador, envió hacia el plato el séptimo jugador. En tanto, Arroyo encontró un compañero en circulación y disparó sendo cuadrangular entre los jardines izquierdo y central. De esa forma, la pizarra quedó 9×0, para desdicha de los hinchas “astronautas”.

Houston descontó en el cuarto capítulo. Kyle Tucker impulsó las tres y únicas carreras de su conjunto en el desafío. El jardinero visitó el rectángulo de bateo con la presencia de dos compañeros en las almohadillas. En ese turno, Tucker desapareció la esférica por el jardín derecho y, de alguna forma, devolvió las esperanzas a un elenco de Texas que fue dominado por el picheo local.

En el transcurso del choque, los de casa sumaron tres carreras más, todas ellas por batazos de cuatro esquinas. Primero, J.D Martínez disparó su segundo jonrón de la instancia, con Rafael Devers en circulación.

Mientras, en el octavo episodio, el propio Devers repitió la fórmula, para alcanzar la cifra de 25 remolques en 23 partidos de postemporada, superando a Carlos Correa como el primer jugador en llegar a esa cifra, antes de cumplir los 25 años de edad. Se convirtió en el primer pelotero en la historia de la MLB en conseguir un ciclo de jonrones, durante sus primeros cuatro cuadrangulares en los playoffs.

El partido concluyó 12×3 favorable a los de casa y la victoria fue a la cuenta de Eduardo Rodríguez, quien alcanzó su primer éxito de la contienda. A su vez, José Urquidy cargó con el revés, luego de permitir cinco carreras limpias, en una entrada y dos tercios de actuación.

Por su parte, los cubanos que juegan en los Astros no pudieron guiar por la senda victoria a la franquicia que defienden. Yulieski Gurriel disparó par de inatrapables en tres turnos legales, por lo que dejó su promedio en .500. También, Yordan Álvarez rayó la tarjeta en una oportunidad, luego de cuatro opciones con el madero, por lo que su average se redujo a .300. Para cerrar, Aledmys Díaz sustituyó al Yuli en el cierre del séptimo inning, pero solo acumuló acciones a la defensa.

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