Por Alexander García
Parece una persona simple, demasiado diría, es imponente, luce algo enjuto de hecho, medio tosco, pero se percibe en sus gestos las manías de un tipo bonachón y en las entrevistas su sonrisa amplia le pone cuño a la afirmación, es Pito Abreu.
Digo que es simple porque no le veo con tanta plataforma mediática como los demás, quizás es el mejor, pienso que lo es pero su nombre está detrás de otros, el la rompe año tras año y siempre los reflectores quedan enfocados hacia otro lado… Señores, es José Dariel Abreu en toda su dimensión, grande, imponente, cubano tanto como usted y yo…
Y sí lectores, para esta temporada 2020 los ojos de la fanaticada están sobre Luis Robert, Moncada y Grandal, el combo cubano de los Medias Blancas y no sé si de modo inconsciente Pito queda como una sombra o como el aurea difuminada de una sombra, o como parte de una sombra; la sensación que se percibe es esa la de poca cosa y no, es demasiado.
En esta campaña que arranca a finales de marzo, el cienfueguero puede topar cifras históricas en su carrera al primer nivel, como pasar los 40 jonrones y las 120 impulsadas, incluso en este aspecto, puede batir su marca de 123; números estos que se escriben como algo normal pero son guarismos propios de hombres grandes, de peloteros con placas en Cooperstown y en unos doce o quince años el tiempo dirá, pues en esa sonrisa amplia, con la misma que saluda al llegar al banco después de un jonrón, así José Dariel espeta su sello como un legado imborrable.
Sí hoy el elenco de la ciudad de los vientos sueñan en dominar la división central de la Liga Americana es porque cuentan en sus filas con José Dariel; de hecho cualquiera que tenga al antillano en su nómina pudiera pensarlo.
Es Pito como un símbolo de la franquicia y los Medias Blancas lo quieren de por vida, quizás más allá del legado de Orestes Miñoso y toda esa pléyade de grandes jugadores cubanos que han brillado con ese equipo; Alexey Ramírez, Dayán Viciedo… tantos.
Estimados lectores, es José Dariel Abreu imponente con aquel premio a novato del año y como no pensar que al día de hoy es también una de las caras de la MLB.
Pasado y Presente
Recuerdo entonces cuando en aquel 2005, los Medias Blancas dirigidos por Oswaldo Guillén, ganaban la Serie Mundial a los Astros de Houston y dos cubanos, José Ariel Contreras y Orlando Hernández entraban a la historia.
Quién sabe señores si en este 2020, quince años después de aquel día de octubre, otra vez la historia vuelve protagonistas a los White Sox y la magia criolla diga presente…¿alguien duda que Pito Abreu será la figura?; creo que no, los grandes son así, guardan de antemano su puesto en el olimpo del béisbol.