Por Antonio Palma Enseñat
Aunque su debut en Major League Baseball no fue bueno, los Oakland Athletics decidieron darle una segunda oportunidad al lanzador derecho cubano Norge Luis Ruiz, quien se encaramó en el montículo de Oakland Coliseum con la idea en callar ciertas bocas que decían que no estaba listo.
Y así lo hizo. El camagüeyano llegó en el séptimo capítulo a la lomita con la misión de mantener el juego cerrado, ganaban Miami Marlins con score de 3×0 y su labor era evitar el despegue de la novena rival en la pizarra.
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Durante los dos innings que se mantuvo en el box enfrentó a nueve bateadores y se le embasaron tres, dos por hit y otro por base por bolas, que quedaron en base. Eso sí, hizo 49 lanzamientos para el plato, 31 strikes y 18 bolas, demasiados para solo dos entradas, por lo que es probable que todavía deba dominar los lógicos nervios por estar dando sus primeros pasos en el Big Show.
La entrada más complicada para Ruiz fue la séptima, cuando entró, en la que se enredó permitiendo imparable y regalando un boleto; sin embargo, pudo sortear el obstáculo con ponche a Nick Fortes con corredores en la segunda y tercera almohadillas. Ya en el octavo dominó sin problemas para terminar su actuación.
Norge basó apoyó su trabajo fundamentalmente en la slider, lanzamiento que tiró en 24 ocasiones y utilizó en varias ocasiones cuando tenía al bateador rival en dos strikes, mientras que la pelota no le caminó mucho y tuvo como máxima velocidad 93mph.
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Ahora cubano número 33 que pisa un terreno de Grandes Ligas en esta temporada acumula 3.2 innings de labor con cinco ponches y rebajó su PCL a 4.91. Aunque lo más importante es que reúne credenciales para hacerse de un puesto en primer equipo el próximo año, ya que los Atléticos están fuera de toda carrera por los playoff.