El 2020, primera temporada en una década sin Kendrys, Puig, ni Yonder

Por Juan Páez

Indudablemente, los tiempos están cambiando. El reloj pasa rápido y los peloteros que apenas hace poco veíamos establecerse y convertirse en caballos ya están a las puertas del retiro o botando sus últimos cartuchos en las Grandes Ligas. Entre las tantas particularidades que tuvo la temporada 2020 de la Gran Carpa, tuvo una singularidad para la armada cubana, una relacionada a las ausencias.

Desde que Kendrys Morales debutó, en 2006, esta fue la primera campaña de las Mayores sin el industrialista, Yonder Alonso o Yasiel Puig, tres de los máximos exponentes de la legión isleña en las Grandes Ligas en este siglo. Aunque sus ausencias se deben a razones distintas, es un hecho que marcó a la representación cubana en la recién finalizada zafra.

El primero de ellos, Morales, tuvo el retiro que no queríamos. En junio de 2019, tras una paupérrima demostración ofensiva, los Yankees de Nueva York lo despidieron. Poco tiempo después, al no recibir ofertas para darle continuidad a su trayectoria, anunció su retiro. Tenía 36 años de edad y no pudo despedirse formalmente ante el público que le vio sacar 213 pelotas del parque.

Tras el retiro de Morales, quedaron Alonso y Puig. El primero de ellos, en 2019, iba al segundo año de su contrato de dos torneos con los Indios de Cleveland. Estaba en posición de darle largas a una carrera que iba levantando su rumbo. Pero todo se derrumbó rápidamente para el primera base.

Antes de iniciar la temporada 2019, los Indios enviaron a Alonso a los Medias Blancas de Chicago, donde nunca pudo batear. En 67 compromisos, dejó una línea de .178/.275/.301, con solo 13 extrabases en 251 apariciones totales al plato. Los patiblancos no esperaron mucho y despidieron al cubano, quien no tardó en firmar contrato de Ligas Menores con los Rockies de Colorado. Con los rocosos, justo antes de convertirse en agente libre, tomó un segundo aire y ligó para .260/.357/.479 en 84 viajes totales a la caja de bateadores.

Pero la experiencia del inicialista en el mercado no fue grata. Tardó para conseguir trabajo y tuvo que conformarse con un acuerdo de Ligas Menores con los Bravos de Atlanta, quienes nunca lo llevaron al big show y, por el contrario, lo enviaron a cambio de dinero a los Padres de San Diego, equipo donde jugó cuatro de sus primeras seis temporadas en Grandes Ligas. Allí tampoco retornó a la Gran Carpa.

Por último, Puig estuvo en 2019 entre los Rojos de Cincinnati y los Indios en lo que fue un año discreto a la ofensiva. Su contrato finalizó al concluir esa campaña y quedó como agente libre. Aunque hubo algunos acercamientos e incluso algunas ofertas, el Caballo Salvaje no encontró una propuesta que fuera en paralelo a sus altas expectativas salariales y no pudo encontrar trabajo antes del Opening Day.

El jardinero, de buen tramo con los Dodgers de Los Ángeles entre 2013 y 2018, estaba a punto de firmar con los Bravos cuando ya la temporada estaba en marcha, pero arrojó positivo en pruebas de COVID-19 y se cayó la negociación. Fue lo último que se supo de Puig en el mejor béisbol del mundo, aparte de una acusación por supuesto asalto sexual y un coqueteo de parte de los Tigres del Licey, en República Dominicana.

Con Morales fuera del camino, la misión de Alonso será volver a pisar los terrenos de Grandes Ligas, mientras que la de Puig, de apenas 29 años de edad (30 el 7 de diciembre), será tratar de encontrar cualquier espacio contractual que le permita volver a los diamantes de las Mayores y darle un vuelco a su trayectoria, dejando los nuevos problemas a un lado y mostrando que todavía tiene gasolina en el tanque.

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