Ariel Hernández Azcuy es un nombre infaltable en la historia del boxeo cubano, gracias a sus méritos de doble campeón olímpico. La gloria del deporte de los puños logró vencer en las citas de verano de Barcelona 1992 y Atlanta 1996. Atendiendo a este rango podríamos pensar que el presente de esta figura es de felicidad, pero no hay nada más alejado de la realidad.
La dura vida que reina en Cuba ataca a todos por igual. La miseria y la escasez son la rutina diaria. Lo que resulta vergonzoso, es que figuras que dieron todo por el sistema sean olvidados y desechados. Este es el caso de Ariel Hernández.
El periodico «Trabajadores» publicó el 4 de diciembre una entrevista con el mencionado bicampeón olímpico. En las palabras del interrogado se percibe el abandono al cual es sometido y la difícil existencia que lleva. Así de mal marcha el deporte cubano.
Hernández aceptó que en un momento anduvo por malos pasos, pero supo recapacitar. Terminar una carrera deportiva abruptamente es un proceder traumático.
«Caí en el mundo de la be***a, lo reconozco. Entré en un círculo de fiestas y música. No fui tan lejos porque recapacité. Gracias a la familia y a las buenas amistades salí de eso», confesó Ariel.
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Vergüenza en el boxeo cubano
Lo realmente increíble sobrevino cuando la estrella del ring contó en que labora. Según lo narrado al periódico Trabajadores, el representante del boxeo cubano trabaja como custodio en una Mypime. Ariel Hernández dejó clara su distancia con el Inder en sus declaraciones.
«Estoy disgustado con el Inder. Llevo años tratando de que me bajen de piso. Vienen y toman nota. Sigo en lo más alto del edificio. Le dan casas a gentes con menos resultados. Siento roña», indicó.
La remuneración económica por sus medallas fue otro aspecto que despertó las molestias, al darse a conocer el monto que percibe.
«Por ser doble campeón olímpico recibo 7.200 pesos. Eso no alcanza. Cuando estaba en la cima me lo daban todo. ¿Ahora qué?. Los golpes de la vida duelen más que los del ring. Es duro por lo que estamos pasando los medallistas olímpicos. El dinero no alcanza. Todo es muy caro», expresó el entrevistado al periódico Trabajadores.
A través de los años el boxeo cubano ha brindado millones de éxitos al pueblo de la isla, pero la historia de Ariel Hernández Azcuy nos demuestra que después del retiro muchos atletas son abandonados a su suerte.
«El pasado no importa. No se nos recuerda», son las tristes palabras del exboxeador que sirven de conclusión a esta lamentable historia. La dictadura que rige en Cuba es una maquinaria del terror que te utiliza mientras les seas útil. Una vez terminado tu tiempo de servirles, pasas a ser un objeto prescindible.