Por José Alejandro Rodríguez Zas
Sin duda alguna, el pelotero santiaguero Héctor Olivera, fue uno de los jugadores más populares de su época en la Serie Nacional de Beisbol. Dueño de excelentes condiciones ofensivas y defensivas, que conjugaban tacto, poder, velocidad en las bases, buen guante y brazo respetable, lo llevaron a integrar incluso el equipo Cuba a eventos importantes como segunda base titular, como los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 y el II Clásico Mundial de Beisbol en 2009.
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Olivera escapó de la isla en el mes de septiembre de 2014, a sus 29 años de edad, en busca del sueño de jugar en las Grandes Ligas y siguiendo los pasos de muchos compañeros de su generación, que hoy brillan en el mejor beisbol del mundo. Luego de participar en 10 Serie Nacionales con las Avispas de Santiago, dejando un excelente promedio de .323 con 105 jonrones y 494 carreras impulsadas, el estelar camarero indómito emprendía el arriesgado camino hacia el profesionalismo.
Solo unos meses después de su salida de Cuba, en mayo de 2015, Olivera logró su objetivo, cuando firmó contrato con Los Ángeles Dodgers por 62.5 millones de dólares y seis años de servicio pero tan pronto como en julio de ese mismo año 2015, sin debutar en la Gran Carpa, fue cambiado a los Bravos de Atlanta.
Con los actuales campeones de la Serie Mundial, el segunda base santiguero logró jugar su primer partido oficial en MLB, cuando el 1ro de septiembre de 2015 alineó como sexto bate y tercera base, en la derrota de su equipo 7×1 ante los Miami Marlins en el estadio Turner Field, compilando de 4-0.
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Olivera recibió algunas oportunidades de juego durante la campaña de 2015 y la siguiente de 2016, acumulando 98 turnos al bate en Las Mayores con 24 imparables, incluyendo cinco dobles, un triple y par de cuadrangulares, además de 13 carreras impulsadas y seis anotadas, con línea ofensiva de .245/.296/.378/.674 (AVE/OBP/SLU/OPS), todo en 30 partidos oficiales.
Lo que ocurrió después, todos lo conocemos: Olivera fue colocado en licencia administrativa por los Bravos de Atlanta después de ser arrestado cuando una mujer lo acusó de agredirla en un hotel en las afueras de Washington, hasta que recibió una sanción de 82 partidos sin jugar por su culpabilidad en el hecho, perdiendo además la mitad de su salario en la temporada.
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Al regreso de su sanción, Olivera fue cambiado a los Padres de San Diego por Matt Kemp, franquicia que lo dejó libre pocos días después, en el mes de agosto de 2016. Desde entonces, el talentoso pelotero santiaguero no ha vuelto ha jugar al beisbol de manera organizada.
Todo esta situación, sin duda alguna, impidió que los seguidores del beisbol cubano viéramos en acción a uno de los mejores jugadores de su tiempo en Cuba y quedó en incógnita su posible resultado destacado en la Gran Carpa.
Sin embargo, según aparece en el sitio web SpotRac.com, Olivera siguió cobrando su salario como parte del acuerdo firmado con los Dodgers, a razón de 2 millones en 2015, 4 millones en 2016, 2.5 millones en 2017 y en 2018, 7.5 millones en 2019 y 8.5 millones en 2020, para un gran total de 83 millones de dólares, incluyendo dos bonos de 28 millones por firmar. De ese monto neto, el santiaguero recibió 31.3 millones de los Bravos de Atlanta, 29.3 millones de los Dodgers y 22.4 de los Padres.
Evidentemente, más allá de las circunstancias vividas, Olivera le sacó frutos económicos a su acuerdo de Grandes Ligas, lo cual le ha permitido vivir «a pierna suelta». Si bien no es una persona que tenga una «vida muy activa en redes sociales», se ha podido ver en varias ocasiones compartiendo con otros peloteros y amigos en Miami, Florida.
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El pasado año 2022, a raíz de su cumpleaños 37, celebrado el 5 de abril, Olivera compartió un mensaje con sus seguidores, mediante una publicación en su perfil de Facebook, en el cual, además de expresar su opinión sutil sobre su vida y experiencia, dejó saber que no todos podrán comprenderla, manifestó que se siente contento con sí mismo y cerró con unas felicitaciones a su propia persona, acompañando las palabras con una foto de un flamante auto blanco que debió ser uno de sus regalos de cumpleaños.
«No expliques lo q haces con tu vida, no importa cuánto lo intentes, hay gente que nunca va a comprender tu historia de vida, ni todo lo que has pasado, ni entenderá todo ese esfuerzo para no rendirte. Si ellos hablan sin saber, tu sonríes….Cuando cumplas tus sueños, haz más listas de sueños, porque lo que se acaba es la vida, no los sueños. Felicidades a mí», escribió Olivera.
Y usted, amigo lector, ¿qué piensa sobre la historia de Héctor Olivera?