MILES DE DÓLARES: Postal de leyenda cubana incluida en colección MILLONARIA

Por Jesús Pérez Vichot (Chuchi) Los cromos o tarjetas de béisbol siempre han sido una atracción para los coleccionistas y amantes de este deporte en general. Por lo que mientras más antiguas y especiales sean, su valor aumenta considerablemente. Puede que no todos los aficionados del béisbol conozcan al dedillo el valor e importancia de […]

Por Jesús Pérez Vichot (Chuchi)

Los cromos o tarjetas de béisbol siempre han sido una atracción para los coleccionistas y amantes de este deporte en general. Por lo que mientras más antiguas y especiales sean, su valor aumenta considerablemente. Puede que no todos los aficionados del béisbol conozcan al dedillo el valor e importancia de cada tarjeta, pero las más codiciadas se conocen con mayor regularidad.

De la que más se escucha hablar es de la mítica tarjera de Honus Wagner (T206) que data de 1909, considerada por muchos como el Santo Grial de esta materia. Al punto de venderse recientemente una versión rasgada de esta por un valor cercano a los 500.000 dólares. Otras series o postales como el manto Topps Mickey del año 1952 y el Upper Deck Ken GriffeyJr. de 1989 también son de las más famosas.

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Sin embargo, últimamente se hace referencia en diferentes medios y redes sociales a una gran cantidad de tarjetas raras de béisbol que incluso no fueron creadas en los Estados Unidos. Resulta que al ser catalogadas las Ligas Negras como parte de la MLB, las tarjetas de aquellas estrellas han incrementado su valor. Estas postales fueron reimpresiones, se crearon después de culminar las Ligas Negras, por lo que no tuvieron en ese momento la misma demanda que ya gozaban las de los mejores jugadores de las Grandes Ligas.

Años después, estoy seguro de que aquellos que confeccionaban estos souvenirs debieron arrepentirse de no comercializar las tarjetas de las estrellas negras en su debido momento, aunque en en aquellos instantes, el racismo imperante en el país americano de seguro les llevó a tomar esa decisión.

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Ahora bien, las tarjetas que sí salieron a la luz cuando las luminarias de las Ligas Negras aún estaban en su apogeo, fueron Cuba, México, Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico. Países estos de América latina donde se destacaron la mayoría de los mejores jugadores de color de la época.

Un coleccionista nombrado Al Jurgela se dio a la tarea desde finales de los 90’s de recopilar la mayor cantidad de tarjetas posibles de esos jugadores negros que se desempeñaron en las Ligas Invernales de estos países. Jurgela junto al experto en béisbol cubano y coleccionista de cromos Ryan Christoff, Josh Leland de Leland’s Auction House, el famoso pintor estadounidense y aficionado a los cromos de la Liga Negra Richard Merkin y hasta el buen amigo Gilberto Dihigo (hijo del inmortal Martín Dihigo) se han dedicado a coleccionar las históricas tarjetas.

Entre las tarjetas más valiosas que ostenta Jurgela se encuentra una de las dos copias de Pop Lloyd de 1910, la otra se vendió casi en 100,000 dólares hace diez años. Otra postal del mismo año (1910) perteneciente al estelar lanzador cubano José de la Caridad Méndez, es valorada también en 100,000 dólares. Al «Diamante Negro» lo han comparado incluso con el mismísimo Walter Johnson, sus actuaciones en juegos de exhibición versus equipos de Grandes Ligas siempre dejaron una grata impresión, fue más que dominante.

Del considerado más grande jugador de color de la historia de las Ligas Negras, Josh Gibson, solamente existen doce tarjetas, son las más codiciadas por los coleccionistas. Jurgela posee la única copia existente de la postal de novato de Pete Hill de 1909 y la del cubano Martín Dihigo. Además de la única tarjeta de la que se tenga conocimiento de la figura de Willie Foster y otras tantas de los
mejores jugadores de aquellas Ligas Negras, entre ellas, de los que pertenecen al Salón de la Fama de Cooperstown.

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La colección de Jurgela está valorada en más de un millón de dólares, aunque él
ha manifestado que su intención es donarlas al lugar indicado cuando llegue el momento. Por ahora se piensa que existan todavía muchas tarjetas de estos legendarios peloteros por diferentes países del caribe. Con el valor que van adquiriendo estas postales, no es de extrañar que las mismas vayan apareciendo cada día más.

Ya se conocen muchas anécdotas y hechos relevantes vinculados con las estrellas negras que reflejan la calidad que tenían estos excepcionales jugadores. Por lo que el interés de coleccionar tarjetas de béisbol con las imágenes de ellos va creciendo paulatinamente.