CONFESÓ rechazo a casa en La Habana para ser de Industriales uno de los pitchers cubanos más importantes

Por Yasel Porto

Si bien muchos han sido los ejemplos de peloteros que han dejado atrás de su provincia de su origen para vestirse el uniforme de Industriales, también han existido casos en los que ni siquiera beneficios materiales han logrado convencerlos de una permuta.

Para algunos es un sueño el jugar con Industriales, mientras que otros lo ven más allá de lo deportivo y se enfocan en lo que social y económicamente puede contribuir el mudarse a la capital cubana.

Pero el caso del estelar ex lanzador Carlos Alberto Yánes Artiles es muy diferente. El segundo pitcher más ganador en la historia de las Series Nacionales es parte de ese grupo de jugadores que nunca quiso renunciar al equipo que le abrió las puertas en el béisbol cubano.

Y lo que le da más mérito a eso (algunos lo ven como un paso mal dado) es que la oportunidad que tuvo para cambiar el uniforme de Isla de la Juventud por el de los azules fue en una etapa en la que todavía los pineros no habían accedido a la élite de nuestra pelota.

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En entrevista que le hice en Nueva Gerona, la tierra de adopción de Yánes (nació en Cienfuegos), éste me confesó que una vez le propusieron quedarse en La Habana y comenzar una nueva fase de su trayectoria como lanzador con Industriales.

«Me dijeron que tenían hasta una casa para mí si decidía quedarme en La Habana con el objetivo de lanzar con Industriales», comenzó diciéndome ante mi pregunta de si en algún momento le había pasado por la mente buscar fortuna en otro equipo de la Serie Nacional. Sobre todo en la era donde el representativo del único municipio especial de Cuba era de los peores del campeonato, lo cual afectó a que el total de triunfos de Yánes no fuera aún mayor.

Tras muchos años de superación (debutó en 1983) en 1997 ya se había convertido en un lanzador de muy buen nivel pese a la cantidad de serpentineros sobresalientes con los que coincidió. Fue tomado como refuerzo de los azules en la II Copa Revolución, un torneo que solo duró dos años y donde los ocho primeros lugares de la Serie Nacional tomaban cinco atletas de los conjuntos que quedaban entre el 9no. y el 16to. lugar.

Después de su meritorio desempeño con la escuadra dirigida en aquel entonces por Pedro Medina, fue que llegó la propuesta de llevar a cabo su traslado a la principal ciudad cubana y cambiar de traje definitivamente.

«Yo no quería renunciar al equipo con el que había lanzado toda mi vida. Es real que con Industriales, Santiago, Pinar del Río o Villa Clara hubiera logrado más victorias que con la Isla, y hoy tendría posiblemente casi 300, pero yo no pienso en eso ni en que nunca pude ser campeón por quedarme donde estaba. Yo era muy importante con el equipo de Isla de la Juventud y de haberme ido de allí posiblemente no hubiesen tenido parte de los resultados que llegaron después», dijo.

Y me recalcó en varias ocasiones dentro y fuera de la grabación que no se arrepentía de haber tenido esa postura en aquella ocasión que pudo haber desviado el rumbo internamente. «Me sentía contento con mi púbico, mis compañeros de equipo, con el lugar donde vivo desde que tenía 9 años. No tenía el valor de irme de aquí».

Dos años después de la propuesta rechazada por Yánes, los pineros clasificaron por primera vez a playoff y de la mano de su pitcher estrella junto a varias figuras más, estuvieron a un juego de eliminar a Industriales en semifinales y disputar el título de Cuba contra Santiago de Cuba.

Fue el mejor año para él, al extremo de situarse entre los mejores monticulistas a base de resultados más que de condiciones. Balance de 17-3 y perfección en cuanto a actuaciones de calidad en la postemporada contra dos colosos como Pinar y los Leones, debieron abrirle un espacio incluso en la selección nacional. Pero ese es tema para otro momento.

Es cierto que después de eso los Piratas no volvieron a una semifinal hasta 2014 (en aquel momento le ganaron a Matanzas y cedieron en 7 juegos contra Ciego en la final), pero desde 1999 los dirigidos por Armando Johnson estuvieron entre los equipos más competitivos de Cuba. Y en cada uno de esos campeonatos exitosos Carlos Yánes fue el líder de su staff de pitcheo.

Carlos Yánes es el lanzador con más Series Nacionales jugadas

Yánes cambió victorias y títulos en lo deportivo, el no quitarse en encima el liderazgo en derrotas (242) y el trabajar por mucho tiempo en un estadio Cristóbal Labra ultraofensivo, por mantenerse firme y fiel a un plantel de tercera categorías y con dudoso futuro. Agregando lógicamente el componente socioeconómico de haber tenido acceso a una vida menos compleja tal vez de haberse mudado a la capital. Acciones como esas merecen más respeto que críticas, aunque no necesariamente tienen que ser un referente de nadie.

Cuando el pequeño gigante del pitcheo decidió colgar el guante y los spikes en 2011 había dejado atrás una trayectoria digna de admirar en la que se combinó calidad con dedicación. Porque está claro que ser líder en tantas cosas (juegos lanzados e innings, por solo citar dos renglones) y hasta sublíder en juegos ganados (239) y cuarto en ponches (2101) tiene a su favor la cantidad de años de servicio.

En seis oportunidades ganó 10 o más partidos en una misma temporada, se apuntó un no hit no run y su trabajo en el playoff del 99 califica como uno de los mejores que han existido en Series Nacionales.

Pero en un béisbol de buen nivel como el que todavía existía en la etapa de Carlos durar tanto tiempo es admirable, lo que se eleva aún más a partir de todos los sacrificios personales y deportivos que tiene que hacer un atleta en la Isla para salir adelante.

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Es casi seguro que cuando se haga un top ten de los mejores lanzadores de las Series Nacionales sus estadísticas no sean suficientes para que la mayoría lo incluya en el grupo. Pero al margen de eso son múltiples los factores a su favor para que se haga imposible hablar de colosos del box en los clásicos cubanos, sin mencionar lo que representó Carlos Yánes para un equipo y de forma general. Sus ejemplos de coraje y entrega sin importar circunstancia alguna no creo que tenga muchos hombres con mejores índices que este «caballo de hierro».

Por eso desagradan las declaraciones hechas por el propio exlanzador a otros medios de prensa, en las cuales se ha quejado por las atenciones hacia su persona en Isla de la Juventud. No es justo que eso pase con alguien que un día renunció a mejorarlo casi todo por no «traicionar» a su público y su equipo, a cuales se dedicó además en cuerpo y alma por casi treinta años como atletas, más lo que hizo luego como entrenador.

“Es como si al jubilarte olvidaran lo que hiciste”, fue una de las frases que emitió en una entrevista a un sitio beisbolero en noviembre de 2021.

Esas son las cosas que muchos no quieren ver y solo se fijan, o les conviene fijarse, en aquellos que lo señalan. Sea un periodista y hasta el propio afectado. Es algo que se puede resumir en dos palabras: respeto y gratitud, y ante lo cual no hay argumentos ni justificación posible.

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