Por Yasel Porto
Este jueves primero de diciembre trascenció el fallecimiento en Camagüey del estelar expelotero Sergio Quesada, pero por desgracia no fue la única figura del béisbol cubano que dijo adiós.
Según me comunicó el colega Álvaro de Álvarez, la leyenda matancera Mariano Álvarez Montalván fue sepultado en el pueblo de Perico después de fallecer un día antes en el mismo lugar a solo un paso de cumplir 93 años de edad.
Álvarez nació el 23 de noviembre de 1929, en el municipio camagüeyano de Florida.
De constitución fuerte y estatura más bien pequeña, Mariano jugó en casi toda la Isla. Desde joven se vio obligado a trabajar fuerte en diferentes oficios, hasta que con 21 años de edad comenzó a trabajar en el Central Agramonte donde formó parte del equipo de pelota.
Trascendió como uno de los buenos torpederos amateurs cubanos durante un tiempo, iniciándose su exitosa carrera con el poderoso equipo del Central Hershey, de la Liga Nacional Amateur. Era ese el segundo circuito más importante de Cuba después de la Liga Profesional.
Entre 1952 y 1958 fue el short stop titular de uno de los mejores clubes de la Isla y en su campaña de despedida alcanzó los liderazgos en jonrones (11), impulsadas (48) y anotadas (32).
Entre 1953 y 1956, en los meses de verano, se iba a jugar en la Liga Popular de Oriente. Allí resultó Champion Bate en la cita de 1954. También lo hizo con el Central Preston (hoy Guatemala) y aunque el equipo no ganaba, siempre discutía el campeonato con su protagonismo.
Pero hubo otro campeonato notable en el que Mariano se destacó sobremanera, como aconteció en la matancera Liga Pedro Betancourt jugando para el Central España.
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Ahí trascendió en la década del cincuenta a tal extremo, que según historiadores, aficionados y peloteros fue el mejor jugador de la misma. O al menos el que combinó mejor que el resto tiempo de servicio y resultados.
Mariano participó en seis temporadas de dicha competición en la que tomaban parte peloteros blancos, mestizos y negro de toda Cuba (en la Liga Nacional Amateur solo se permitieron blancos la mayor parte del tiempo).
Su debut en el certamen yumurino fue en 1955 (.354) y luego su labor ofensiva creció considerablemente (1956-.547, 1957-.391, 1958-.357, 1959-.408) y 1960-.441).
En 299 veces al bate, conectó 123 hits y su average total fue de .411, con 88 anotadas, 96 impulsadas, 36 dobles, 7 triples, 17 jonrones y slugging de .736.
Algunos todavía recuerdan aquel jonrón con bases llenas para decidir el torneo en la temporada de 1955. Fue la figura más destacada en la temporada de 1956 cuando alcanzó la Triple Corona (.547-26 CI y 6 HR), y también lideró el total de bases (55) y slugging (.1 037).
Marianao participó en cinco Series Nacionales desde la primera de 1962 con el equipo campeón de Occidentales cuando ya tenía 33 años de edad.

En el año 2022 fue exaltado al Salón de la Fama “Palmar de Junco”, lo cual inmortalizó definitivamente su importante trayectoria en el béisbol. Estuvo presente en la ceremonia de inducción el 20 de febrero acompañando a otras leyendas coomo Armando Capiró, Rogelio García, Jorge Luis Valdés y Lázaro Junco.
Nunca le interesó firmar como profesional por temas personales y por considerar que siendo parte de la nómina de trabajadores del Central España le generaba mejores ingresos.
“A mí me cayeron atrás varios scouts para llevarme al exterior y jugar en la Liga Profesional Cubana, pero no acepté. Yo veía aquellos jugadores grandes y fuertes y yo no era así, mi estatura me delataba. Monchy de Arcos, del Almendares, me propuso «villas y castillas». Rubén Rodríguez, el famoso locutor también se fijó en mí, no me perdía ni pie ni pisada, pero yo más bien les huía, en lugar de darles entrevistas, aunque hubiera bateado un par de jonrones, cuando los veía saltaba la cerca y me iba para el albergue. Además, veía cómo muchos que firmaban regresaban sin un centavo y no quería correr esa suerte”, dijo una vez.
De todas formas, a petición de la dirección del Hershey, en una ocasión lo sentaron ante varios scouts, junto a Octavio (Cookie) Rojas, entre los mejores defensores del cuadro en cualquier época, quien poco después se destacaría en las Grandes Ligas. Ellos quisieron llevarse a los dos, pero él no aceptó.
Era Marian una de las figuras del béisbol cubano con vida con mayor edad, lista que encabeza el exlanzador bayamés Ibrahim Brull con 93 años.