Shohei Ohtani: jugador extraclase, la nueva cara del béisbol

Por Jesús Pérez Vichot  (Chuchi)

El japonés Shohei Ohtani es la nueva cara del béisbol. Un jugador que puede lanzar y batear como nadie, es el futuro de este deporte. Ohtani, aparece en la portada de febrero de la revista GQ, por lo que dicha revista publicó un artículo de Daniel Riley, enfocándose en el perfil del jugador nipón. Aquí les dejo fragmentos de la publicación:

En su país natal, Japón, Ohtani es adorado. El canal público de televisión, la NHK, retransmite todos sus partidos; en algunos despliegan una cámara sólo para él, que lo captura constantemente, lo que permite a los televidentes disfrutar de todos sus home runs y ver cómo se rasca la cabeza o se recoloca el protector de la ingle. Cuando comienzan los partidos en la costa este de Estados Unidos, a las siete de la tarde, son las nueve de la mañana en Japón. Cuando en Los Ángeles comienzan el juego a las siete, en el país asiático es mediodía, por lo que lo ven jugar todos los días. Ver al mejor jugador en el campo, al más talentoso, al que lo hace todo bien, resulta tan natural que no hace sino subrayar lo insólito que es. Shohei fue elegido Jugador Más Valioso de forma unánime en la pasada contienda y recibió el Premio del Comisionado al Logro Histórico.

Pero el nipón le agrega a su calidad como deportista, un físico envidiable, una complexión robusta, 1,95 metros de altura, un cuerpo diseñado a la perfección para lanzar y batear con potencia y para correr a gran velocidad. Chipper Jones, antiguo jugador de la MLB, ha dicho que “tiene uno de los mejores cuerpos de la historia del béisbol… es un Adonis”. Ohtani tiene 27 años y un rostro sin arrugas. A menudo no puede evitar sonreír cuando ha hecho algo increíble, y si le sale algo tan extraordinario que hasta él mismo se sorprende, se disculpa ante sus oponentes con genuina vergüenza. Abundan los vídeos que recopilan sus hazañas, pero los hay también que lo muestran recogiendo basura del campo o sentado en el banquillo, señal para los fans de que es “un gran ser humano”.

Shohei se comunica principalmente a través de su intérprete, Ippei Mizuhara, que es también su mano derecha las 24 horas del día.

Desde su más tierna infancia, Shohei ha sido un yakyu¯ sho¯nen, un niño que come, duerme y respira béisbol. Creció en O¯shu¯, en la Prefectura de Iwate, una región de montañas ondulantes y tierras de cultivo que está “muy alejada de todo, en medio de la nada”, dice Ohtani, el equivalente en Japón a crecer en el Medio Oeste entre campos de maíz. Su padre jugaba en la Liga Industrial Japonesa, en la fábrica de automóviles donde trabajaba junto a su madre, y además era el entrenador del pequeño equipo de Shohei. Ohtani asistió a uno de los mejores institutos que imparten béisbol del país, y llamó la atención a nivel nacional a los 18 años, cuando le cronometraron en televisión lanzando una bola rápida a 166 km/h a otro adolescente que puso cara de haber visto el futuro.

En su adolescencia, barajó la idea de mudarse a Estados Unidos, pero terminó fichando por un equipo profesional, los Hokkaido¯ Nippon-Ham Fighters. Durante los cinco años que estuvo con los Fighters. Se convirtió en la estrella de la liga nipona de béisbol profesional, en MVP y en futuro jugador de talla mundial. Cuando Ohtani vivía en la residencia del equipo, enviaba su nómina a su madre, quien le ingresaba unos 1000 dólares en la cuenta todos los meses, pero Shohei apenas tocaba el dinero. Su fama en Japón crecía, pero su vida estaba orientada a lograr una serie de objetivos muy concretos en torno al béisbol.

Shohei ha jugado las primeras cuatro temporadas con los Angels con contratos que, al igual que los de algunos de los mejores jugadores de la NBA cuando eran rookies, son un robo inexplicable. Considerar rookies a las estrellas japonesas que emigran para jugar en las Ligas Mayores no es de recibo. Hideo Nomo tenía 26 años cuando lo ficharon en Estados Unidos. Ichiro Suzuki tenía 27, Hideki Matsui 28 y Yu Darvish 25. Habían competido en Japón durante varios años en la categoría All-Stars y muchos eran MVP. Shohei llegó a los 23, pero si hubiera esperado hasta los 25, lo habrían considerado ya un jugador con derecho a cobrar cientos de millones de dólares. El nipón eligió a los Angels por “una intuición más que por otra cosa; fue una sensación, una conexión”, dijo.

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Ichiro Suzuki, All-Star en diez ocasiones y MVP en una, estaba en Arizona jugando su penúltima temporada con los Mariners e invitó a Shohei a cenar. “Cuando era un crío, Ichiro era para mi lo que yo puedo ser ahora para algunos chavales: alguien como de otra especie, un personaje mítico”, dice Shohei. “En Japón era una super estrella con mucho carisma, pero cuando le conocí en la cena me encontré con una persona muy cercana, lo cuál me sorprendió bastante”. Ohtani cuenta que Ichiro le aconsejó: ‘Recuerda siempre ser tú mismo. Así es como has llegado hasta aquí, no lo cambies’. Y eso me dio que pensar. Siempre estoy cambiando cosas, una pequeña mejora por aquí, otra por allá. Lo cual contradice un poco lo que me dijo Ichiro. Pero lo he meditado mucho y me he dado cuenta de que en realidad soy así, de que siempre estoy cambiando cosas”. A Ohtani le preguntaron qué podía haber pasado si hubiera llegado a EUA a los 18 años edad. “Sinceramente, no sé si habría conseguido algo”, respondió. “Tendría que haber pasado por las Ligas Menores, y no te puedo asegurar que me hubieran llamado para jugar en Las Mayores”.

“Este chico es especial, no te confundas”, dijo el presentador de ESPN Stephen A. Smith en julio del año pasado.

«Me resulta muy agradable que digan que soy ‘la imagen del béisbol’, dijo Ohtani.

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Shohei en Japón apenas aparece en público, y cuando lo hace tiene que ser muy cauto al salir del coche para entrar en casa o en un restaurante, al que él o Ippei deben llamar con antelación para que los reciban por una entrada lateral. En concreto, Osaka y Nishikori —junto con el golfista Hideki Matsuyama, actual campeón del Masters de Augusta, Shohei y el contingente de deportistas de otras disciplinas— representan el núcleo de la supremacía atlética japonesa.

Ohtani dijo: “Si tuviera que elegir ahora un lugar donde vivir, elegiría Estados Unidos. Es mucho más relajado, puedo hacer mis cosas sin que me molesten. Tokio especialmente es más frenético, hay mucha gente y pasan cosas todo el rato. Aquí el clima es mejor, todo es más apacible”. El nipón también comentó: “El béisbol nació aquí, y personalmente quiero que sea el deporte más popular en los Estados Unidos. Entonces, si puedo contribuir de alguna manera para ayudar, estoy más que abierto a ello. Pero si miras a toda la población del béisbol en el mundo, es mucho menor que el fútbol y el baloncesto, porque solo algunos países selectos son realmente grandes en el béisbol. Pero en aquellos países donde es popular, es increíblemente enorme”.

El punto de Ohtani es que el béisbol no está muriendo cuando su popularidad se ve desde una perspectiva global, a diferencia de una centrada en Estados Unidos.

Se utilizaron fragmentos del artículo Quién es Shohei Ohtani, el hombre que ha hecho que el baseball mole otra vez de la revista GQ.

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