EDWIN DÍAZ: El cerrador MÁS DOMINANTE desde Mariano Rivera

Por Juan Páez

Díaz viene de una temporada para el recuerdo con los Mets. Salvó 32 veces en 61 apariciones, dejó efectividad de 1.31, permitió solo nueve carreras limpias en 62.0 entradas, registró un WHIP minúsculo de 0.839 y abanicó a 17.1 rivales en promedio por cada 9.0 innings.

A esas estadísticas, hay que sumarles dos guarismos de antología. Con corredores en posición anotadora, limitó a los contrarios a unos pobres promedios de .093/.150/.093, con OPS de .243. Aparte, en la segunda mitad su efectividad fue de 0.73, a causa de dos rayitas merecidas en 24.2 capítulos trabajados.

Díaz logró números nunca alcanzados por el mejor apagafuegos de la historia de la Gran Carpa, el inolvidable Rivera. La leyenda del noveno inning, por ejemplo, nunca terminó una campaña con efectividad igual o inferior a 1.35. Rivera, mientras fue cerrador de los neoyorquinos, nunca retiró por la vía del tercer strike a 100 oponentes.

En términos del FIP (Fielding Independent Pitching o, en español, Pitcheo Independiente del Fildeo), Rivera nunca fue tan dominante sin ayuda de su defensa como lo fue Díaz este año. En su mejor año como apagafuegos, Rivera terminó con 2.03, mientras que el registro del puertorriqueño en el recién finalizado torneo fue de 0.90.

De hecho, solo siete cerradores en la historia de las Grandes Ligas han terminado una temporada con al menos 100 ponches, 30 salvados y una efectividad igual o mejor a 1.31. Los otros seis, aparte de Díaz, son Josh Hader (2021), Kirby Yates (2019), Blake Treinen (2018), Greg Holland (2013), Craig Kimbrel (2012) y Eric Gagné (2003).

Esta no fue la única campaña brillante en la aún joven carrera de Díaz. En 2018, la primera vez que fue al Juego de Estrellas, dejó efectividad de 1.96, salvó 57 juegos para liderar todo el béisbol y ponchó a 124 bateadores en 73.1 entradas lanzadas con los Marineros de Seattle, su último año con los nautas antes de pasar a los neoyorquinos en un cambio junto con Robinson Canó.

Lo bueno es que Díaz apenas tiene 28 años de edad y tiene tiempo de sobra para seguir construyendo una carrera que lo inserte con más fuerza en los libros de historia de las Grandes Ligas.

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