Excelente carrera y 500 HRs no bastan: Leyenda quedaría fuera del Salón de la Fama

Kiara Gonzalez

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Por Jesús Pérez Vichot  (Chuchi) Gary Sheffield comenzó su aventura en la MLB en 1988 con los Brewers. Recuerdo que no jugó mucho en sus primeras dos campañas y cuando lo hacía era como campocorto. Luego en 1990 los de Milwaukee le dieron la oportunidad de jugar más de 100 encuentros por primera vez en…

Por Jesús Pérez Vichot  (Chuchi)

Gary Sheffield comenzó su aventura en la MLB en 1988 con los Brewers. Recuerdo que no jugó mucho en sus primeras dos campañas y cuando lo hacía era como campocorto. Luego en 1990 los de Milwaukee le dieron la oportunidad de jugar más de 100 encuentros por primera vez en su carrera ya como antesalista.

Pero su temporada de consagración llegó en 1992 jugando para los Padres de San Diego. Conectó 33 jonrones, remolcó 100 carreras y lideró la Liga Nacional en promedio de bateo (.330) y total de bases (323). A partir de esa temporada Sheffield fue uno de los toleteros más temidos del béisbol.

Su estilo moviendo el bate constantemente, era su marca registrada; tenía un swing violento que infundió miedo en los lanzadores rivales durante más de dos décadas (22 campañas). «Cada vez que entraba en la caja de bateo, quería destruir a quienquiera que estuviera en el montículo», dijo Sheffield en el Players Tribune en 2016. «En mi mente, ese tipo estaba tratando de quitarme la comida de la mesa y yo los mordía a ellos si eso significaba que me molestaba».

El nueve veces All-Star y cinco veces ganador del Bate de Plata jugaba con furia, lo que a menudo lo llevó a algunas costillas y egos magullados. Jugó para ocho equipos diferentes (Milwaukee Brewers, San Diego Padres, Florida Marlins, Angeles Dodgers, Atlanta Braves, New York Yankees, Detroit Tigers y New York Mets).

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Se retiró en 2011 y fue uno de los bateadores diestros más consistentes de la liga, con una línea de corte en su carrera de .292/.393/.514. Finalizó en las Mayores con 509 jonrones; en ese entonces ocupaba el puesto 25 en la lista de todos los tiempos. Sus mil 676 carreras impulsadas se ubicaron en el puesto 26 y su OPS de .907 en el lugar 58.

Puede que la primera impresión que nos llevemos al ver el gran swing de Sheffield sea el de un bateador de poco tacto, con muchos ponches recibidos, pero de eso nada. Fue un bateador muy ajustado que recibió mil 475 bases por bolas y se ponchó en mil 171 ocasiones, esto dice mucho de su disciplina en el plato.

Sheffield nunca se ponchó más de 83 veces en una temporada. Además, recibió más bases por bolas que ponches en 16 de sus 22 campañas. Cuando tenía 23 años, ganó el título de bateo de la Liga Nacional en 1992 y casi la Triple Corona, siendo elegido Jugador del año en las Ligas Mayores. Y aunque nunca ganó un premio MVP, terminó entre los tres primeros tres veces. En 1997 ganó el anillo de Serie Mundial con los Marlins.

Un dato curioso sobre Sheffield es que durante toda su carrera usó cinco números diferentes en su uniforme (1, 3, 5, 10 y 11), dando muestras de que cuando se es un gran bateador y hay talento, el número que se lleva plasmado no impide el buen resultado.

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El caso contra la carrera de Sheffield está parcialmente manchado porque fue nombrado en el Informe Mitchell y «sin saberlo» tomó PED antes de la temporada 2002. Sheffield, quien entrenó con Barry Bonds, dijo que Bonds lo instó a tomar la «crema», que resultó ser un esteroide de diseño desarrollado por BALCO.

Sheffield afirma que tomó la crema para ayudarlo a sanar después de una cirugía de rodilla y no sabía que contenía un esteroide. Ya sea que los votantes crean o no su versión de la historia, sigue siendo perjudicial para su caso.

Además, aunque él se ubica entre la élite en lo que respecta a estadísticas tradicionales, se queda atrás en métricas avanzadas. El WAR de su carrera es 60.5. Está empatado en el puesto 181 de todos los tiempos y detrás de jugadores que no son inmortales hasta el momento, como Graig Nettles (67,9), Willie Randolph (65,9) y Andruew Jones (62,7).

El hecho de que Sheffield no haya jugado para un mismo equipo durante más de seis años podría ser usado en su contra. Rickey Henderson, quien jugó para nueve equipos, es el único jugador ofensivo en Cooperstown que jugó para ocho o más equipos.

Las primeras votaciones reveladas por el rastreador de votos del Salón de la Fama de Ryan Thibodaux sitúan a Sheffield en un 46,2 % (al 17 de enero), lo que le da una mejoría con respecto al año anterior. La tendencia al alza debería continuar el próximo año cuando Curt Schilling, Barry Bonds, Roger Clemens y Sammy Sosa se retiren de la boleta electoral.

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Hasta el momento Sheffield no ha estado ni siquiera cerca del 75% necesario para ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown, veamos: 2015: 11,7 %, 2016: 11,6 %, 2017: 13,3 %, 2018: 11,1 %, 2019: 13,6 %, 2020: 30,5 % y 2021: 40,6 % (por el momento).

A Sheffield le quedan dos años en la boleta electoral, y sería difícil no incluir a uno de los bateadores más feroces del béisbol en el Salón. Pero por lo que se ha podido ver hasta hoy, dudo muchísimo que los votantes cambien de opinión en uno o dos años. Lo más seguro es que tenga que esperar por el Comité de Veteranos, que ya se está convirtiendo en el «justiciero» de estos panoramas.

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