Por José Alejandro Rodríguez Zas
Sin duda alguna, el boxeador cubano Guillermo Rigondeaux es uno de los mejores exponentes de la historia del deporte de los puños en la Isla. Como amateur, el santiaguero fue dos veces campeón olímpico en Sidney 2000 y Atenas 2004 y alcanzó igual número de títulos mundiales, en Belfast 2001 y Mianyang, 2005.
Por si eso fuera poco, «El Chacal» viajó con su talento a cuestas hacia el boxeo profesional, debutando en 2009, y eslabonó una cadena de 17 victorias al hilo, hasta que cedió contra Vasyl Lomachenko en el año 2017, demostrando que su calidad no solo pertenecía al deporte olímpico.
Si bien ya no está en su mejor forma, sufriendo par de reveses al hilo ante dos boxeadores filipinos, Rigondeaux aún se mantiene activo y presente récord de 20-3 con un total de 13 KOs propinados sobre el ring profesional.
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Sin embargo, ninguno de esos logros mencionados anteriormente se comparan con la inmensa alegría que sintió en esta jornada el peleador cubano, cuando logró cumplir un sueño familiar, luego de 12 años de espera, según publicó el propio Rigondeaux en su página de Facebook.
«Exactamente 12 años esperando este momento
lo luché y lo logré. Mis dos hijos juntos», escribió el boxeador en la citada red social.
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Recordemos que Guillermo Rigondeaux decidió escapar de Cuba en el año 2009, luego de haberlo intentado previamente dos años antes durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007. En esa oportunidad, «El Chacal» estuvo desaparecido de la delegación cubana por 11 días, en compañía del también boxeador y compañero de equipo, Erislandy Lara, pero fue atrapado por las autoridades brasileñas y regresado a la isla.
Desde entonces, uno de los anhelos más grandes, desde el punto de vista personal, para el boxeador cubano, ha sido sin dudas llevar a su primogénito, Guillermo Rigondeaux Colina, hacia los Estados Unidos, donde vive desde hace más de una década y tiene otro hijo junto a su nueva esposa.
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Enhorabuena para Rigondeaux y esperemos que esta satisfacción personal lo lleve a encontrar nuevas metas dentro del boxeo.