Por Aliet Arzola Lima
La Dirección Nacional de Béisbol (DNB) anunció este lunes en conferencia de prensa que Matanzas será la provincia sede de la 35 edición del Juego de las Estrellas, por lo que se convertirá en tan solo el tercer territorio que ha organizado en tres o más ocasiones este evento, tras La Habana (13 veces) y Ciego de Ávila (tres).
Los yumurinos ganaron la carrera a Mayabeque, Villa Clara y Sancti Spíritus, las otras plazas que los especialistas habían colocado como candidatas a organizar el partido con los peloteros más destacados de la 61 Serie Nacional de Béisbol, que se celebrará los días 19 y 20 de marzo.
De cierta manera, la decisión es un tanto sorpresiva, pues se pensaba que Mayabeque partía con ventaja en la lucha, teniendo en cuenta el espectacular rendimiento de su novena en el tramo inicial de la temporada. También Villa Clara, que logró hace poco una racha de diez victorias consecutivas, tenía notables posibilidades, pero las autoridades se han decantado por el parque Victoria de Girón.
Llama la atención igualmente esta decisión por el hecho de que Matanzas ha organizado dos Juegos de Estrellas en los últimos diez años (2012 y 2016), mientras Mayabeque no lo recibe desde 1998, Villa Clara desde el 2004 y Sancti Spíritus desde el 2013.
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Luego de conocerse la sede del Juego de Estrellas de la presente Serie Nacional, las provincias de Artemisa y Guantánamo se mantienen como las únicas que nunca han organizado este evento.
La historia del Juego de Estrellas en los tiempos de las Series Nacionales ha sido sumamente inestable. El primero de estos choques se celebró el 15 de marzo de 1963 en el parque Latinoamericano de La Habana, plaza que acogió también las siguientes 12 ediciones del duelo entre las luminarias del campeonato, aunque en años aleatorios.
De 1963 a 1967 se realizaron cinco Juegos de Estrellas, pero después no hubo ningún otro hasta 1981. Es decir, en los finales de los años 60 y toda la década del 70, una época dorada para el béisbol cubano, muchas figuras no pudieron disfrutar del show que representa reunir a los mejores peloteros de la liga por un par de días.
Estos duelos regresaron en 1981, de nuevo en el Latino, pero solo duraron hasta 1987. Después vino otro período en blanco hasta 1994, cuando hubo un simulacro de Juego de Estrellas con aquel famoso encuentro entre Truenos y Centellas, conjuntos donde se mezclaron efectivos de la zona occidental y oriental.
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El experimento no dio resultado y, en medio de la tensa situación económica que vivía Cuba tras la caída del campo socialista, los Juegos de Estrellas no se dieron nuevamente hasta la 37 Serie en 1998, cuando por primera vez se celebró fuera de La Habana. La sede escogida en aquella oportunidad fue el estadio José Ramón Cepero de Ciego de Ávila, donde Orientales ganó 5×2 con sonrisa del zurdo holguinero Oscar Gil y fracaso a la cuenta del capitalino Adrián Hernández.
También en 1998, pero ya como parte de la 38 Serie, se celebró otro duelo de luminarias en la antigua provincia La Habana, específicamente en el parque Héroes del Mayabeque del municipio Güines, de nuevo con triunfo de Orientales por cerrado marcador de 1×0, gracias a jonrón de Danel Castro ante los envíos del pinero Carlos Yanes.
Después de estos Juegos de Estrellas en 1998 no hubo más interrupciones hasta el 2009 y 2019 (Series 48 y 49), cuando tampoco se celebraron. A partir de la edición 50 del clásico doméstico (2011) siempre se ha organizado el choque de los mejores peloteros del país, y solo no se pudo efectuar el del 2015 en Las Tunas por culpa de la lluvia.
Recordar que el 8 de noviembre del 2020, en Santiago de Cuba,tuvo lugar el último Juego de Estrellas de la Serie Nacional, el cual estuvo marcado por la polémica. En primer orden, la DNB decidió acabar con el tradicional encuentro entre Occidentales y Orientales al enfrentar a un equipo con jugadores menores de 25 años y a otro con mayores de 25 años, dirigidos por Alain Álvarez y Armando Ferrer, respectivamente.
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Además, los organizadores santiagueros, a modo de homenaje, colocaron encima del banco de home club los dorsales de varias luminarias del béisbol en la provincia, pero omitieron el mítico número 6 de Antonio Pacheco, lo cual desató una ola de críticas de aficionados y especialistas.
Al respecto, el propio Pacheco, en una entrevista con Orlando “El Duque” Hernández, dijo lo siguiente: “Amo esa provincia, amo esa ciudad, amo ese pueblo, siempre lo respeté. Ahí están mis raíces, gústele a quien le guste, da igual que pongan o no pongan mi número. Santiago siempre estará en mi corazón.”