Por Aliet Arzola Lima
Las suspensiones por culpa de la lluvia le dieron la oportunidad al cubano Néstor Cortés Jr. de ser el abridor de los Yankees en el duelo decisivo de la Serie Divisional contra los Cleveland Guardians. El zurdo ha sido una pieza fundamental en el staff de los Bombarderos del Bronx durante la temporada del 2022 y esperaba continuar esa línea triunfal en un duelo de vida o muerte.
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Cortés, quien ganó 12 juegos y dejó efectividad de 2.44 en 28 aperturas con los Yankees, se encaramó en la lomita con solo tres días de descanso, algo que nunca había hecho desde que comenzó a ocupar funciones de abridor. El antillano completó cinco entradas (dos limpias, seis hits y tres ponches) el pasado viernes 14 de octubre, pero su equipo perdió en extrainnings por conexiones decisivas de Oscar González y Josh Naylor.
Pese al poco respiro entre una salida y otra, Cortés se presentaba como una de las opciones más fiables para la novena dirigida por Aaron Boone y así lo demostró: «Nasty» se llevó la victoria en el juego, trabajando por espacio de cinco entradas, en las cuales permitió apenas tres hits y una carrera, ponchó a dos y regaló un boleto.
Este fue un partido que tuvo trascendencia histórica para Cuba, porque solo dos abridores de la Isla habían trabajado antes en partidos de todo o nada en postemporada.
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Por mucho que cueste creerlo, solo Mike Cuéllar (primer latinoamericano ganador del Cy Young) y el gran caballo Liván Hernández había tenido la oportunidad de abrir encuentros que definan una serie de playoff.
Cuéllar, como es lógico, fue el primero en enfrentar un partido de este tipo en la Serie Mundial de 1971 entre Baltimore y Pittsburgh. El zurdo de los Orioles recibió la bola en el juego 7 y realizó una notable faena de ocho entradas sin boletos, seis ponches, cuatro imparables y dos limpias en su cuenta, pero los Pirates se llevaron la victoria y la corona.
Steve Blass tiró los nueve innings para Pittsburgh y solo concedió una carrera a los Orioles, mientras Cuéllar permitía jonrón solitario de Roberto Clemente y doble de José Pagán que remolcó la carrera decisiva en la octava entrada del choque.
La otra apertura de un cubano en partidos de todo o nada en postemporada la protagonizó Liván Hernández en el séptimo juego de la Serie Mundial del 2002. Vistiendo la franela de los San Francisco Giants, no le fue del todo bien en dicho encuentro, pues permitió cuatro imparables e igual cantidad de carreras en dos episodios de labor, en los cuales regaló cuatro boletos.
Al final, esas anotaciones decidieron el partido a favor de Anaheim y, como mismo le sucedió a Mike Cuéllar en 1971, salió derrotado.
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La lista de abridores cubanos que han enfrentado juegos de eliminación (que no necesariamente son de muerte súbita) es un poco más extensa. El primero que se vio en esta situación fue Diego Seguí, el 5 de octubre de 1971, cuando tomó la bola por Oakland en el tercer partido de la Serie de Campeonato de la Liga Americana.
Los Athletics habían perdido los primeros encuentros de aquel duelo con Baltimore, y Seguí aparecía como la última esperanza para no acabar barridos. Sin embargo, la apuesta no salió de la mejor manera, porque el cubano permitió tres limpias y seis imparables en 4.1 innings de labor, lastrado sobre todo por su descontrol (regaló seis boletos).
En la misma posición estuvo Mike Cuéllar durante la Serie de Campeonato de la Liga Americana en 1974. El zurdo de los Orioles tuvo que subir a la lomita el 9 de octubre en el cuarto choque contra Oakland, que había ganado los tres primeros desafíos. Con el agua al cuello, es as de Baltimore fijó un récord personal de ¡nueve boletos! Y no pudo impedir la derrota de su equipo, aunque no admitió hits y solo le marcaron una carrera en 4.2 episodios de trabajo.
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Al año siguiente, Luis Tiant se vio en idéntica situación durante la Serie Mundial entre Boston y Cincinnati. El estelar diestro completó siete episodios con seis limpias y 11 inatrapables en su cuenta, incluido un jonrón de César Gerónimo. A pesar del castigo, “El Tiante” no cargó con la derrota, pues los Red Sox igualaron el partido en la octava entrada con un sensacional bambinazo de Bernie Carbo y después ganaron en extrainnings por otro vuelacercas de Carlton Fisk.
Tras la experiencia de Tiant, ningún otro lanzador cubano se enfrentó a un partido de eliminación en el siglo pasado, hasta que en el 2001 le tocó el turno a Orlando Hernández. “El Duque” abrió el cuarto choque de la Serie Divisional entre los Yankees y Oakland, que llevaban ventaja de 2-1 en el duelo.
Hernández logró una buena salida y solo aceptó dos limpias en 5.2 entradas, con cinco ponches en su cuenta. Además, contó con gran apoyo ofensivo de su equipo, que fabricó siete carreras en la primera mitad del encuentro. Esa victoria mantuvo con vida a los Yankees, que ganaron también el quinto juego y siguieron camino hasta su cuarta incursión seguida en la Serie Mundial.
En el 2002, Liván Hernández se convirtió en el primer y único cubano con aperturas en dos juegos de eliminación durante una misma postemporada. El derecho recibió la bola en el cuarto duelo de la Serie Divisional contra Atlanta, que iba delante 2-1 en el match.
Liván respondió a la altura del momento y caminó 8.1 innings a ritmo de seis ponches, dos boletos, ocho hits y tres limpias, mientras la ofensiva lo apoyaba con ocho carreras, siete de ellas remolcadas entre el torpedero Rich Aurilia y el receptor Benito Santiago.
Los Giants lograron darle la vuelta a ese cotejo frente a Atlanta, superaron a los Cardinals en la lucha por el banderín de la Liga Nacional y llegaron a la Serie Mundial, instancia en la que Liván tuvo que afrontar el ya mencionado examen de vida o muerte en el séptimo partido.
Tras Seguí, Cuéllar, Tiant y los hermanos Hernández, el último cubano que afrontó como abridor un juego de eliminación fue el joven Adrián Morejón, durante la Serie Divisional entre los Padres y los Dodgers en el 2020. El zurdo recibió la bola en el tercer partido luego de dos derrotas de San Diego y no le fue demasiado bien.
Morejón solo lanzó dos entradas en las que permitió tres limpias y dos hits, además de regalar par de boletos y retirar también a dos bateadores por la vía de los strikes. Los relevistas de los Padres tampoco pudieron contener a la ofensiva de los Dodgers, que ganaron el duelo por paliza de 12×3 y avanzaron en una postemporada que terminaría con su corona en la Serie Mundial.