Pelota Cubana: Anglada le ganó a Urquiola…por ahora

Por Alexander García Milián

Sus miradas se cruzan, se estrechan la mano, sueltan sus parcas sonrisas,- son risas de tipos jodedores- dicen algunos; ambos miran al árbitro, se vuelven a mirar, vuelven a reír, dan la espalda y todo parece apagarse, todo; se cuece un silencio tedioso que amenaza con romper la armonía, se esparcen las emociones y en un juego de béisbol se nos va la vida.

Son ojos cansados, los ojos del ayer y del hoy en la pelota cubana; son dos existencias que se convierten en diez, en veinte vidas, en todas las vidas, sí, en ellos se recoge buena parte del encanto y del desencanto, del amor y del odio que se siente por nuestro pasatiempo nacional.

Es la picardía, más allá, la sabiduría, sale Anglada del banco a reclamar una interferencia; viran la jugada para atrás, el ritmo del partido se parte en dos, Urquiola explota, manda al carajo a todos- es como pitar un penal en el minuto 94 de un juego de fútbol.

La calma, la angustia, la maña, la furia, el enojo; llegan flashazos de Urquiola criticando a la Comisión, a las autoridades del béisbol, alude a cierto rencor hacia sus equipos; vuelve el tiempo real… los hechos nos muelen a palos.

Se nota a un Rey Vicente sobrio, como apagado pero, por dentro explota; vienen las imágenes de ese tramo final ante Las Tunas, el no habla ni se escuda en justificaciones, mira de frente con esos ojos que simulan la muerte – Me toco perder- parece que dice a gritos.

En este minuto, Industriales le gana el primer duelo particular de este año a Pinar, Anglada le pega primero a Urquiola; Urquiola queda como el chico malo, los hechos se tuercen otra vez y la suerte le sonríe a los azules; los Vegueros, con Alfonso, una vez más tendrán que remar contra corriente.

Estimados lectores, es así, son dos personajes- Anglada y Urquiola- dos personajes llenos de morbo, de brillo, de polvo; en ellos se palpa el pulso tenue de nuestro pasatiempo.

Por ahora la primera pulseada la gana Anglada.

Nos vemos a la vuelta.

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