Por José Alejandro Rodríguez Zas
Sin duda alguna, Germán Águila, es una figura del beisbol cubano. Nacido en Villa Clara en 1940 y trasladado a La Habana con apenas una década de vida, estuvo ligado a la pelota en la Isla durante más de 40 años, primero como destacado antesalista de equipos capitalinos en la Serie Nacional durante las décadas del 60 y el 70 del pasado siglo y luego un respetado árbitro por 27 temporadas.
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Águila jugó 13 campañas de la pelota cubana, desde su debut en la II Serie Nacional (1963), coronándose campeón en siete ocasiones, cinco de ellas con Industriales (1963-1966 con Ramón Carneado de mánager y 1973 con Pedro Chávez), una con Habana (1968 con Juan «Coco» Gómez) y otra con Agricultores (1975 con Orlando Leroux).
Dueño de un excelente guante y explosividad sobre el terreno, Águila integró el equipo Cuba al Mundial de La Habana 1973 y a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santo Domingo 1974, siendo líder de los jonroneros con cuatro en la cita del orbe y miembro del Todos Estrellas como defensor de la tercera base.
Luego de su retiro en el año 1976, se incorporó de inmediato al arbitraje y lo hizo durante casi tres décadas, ganándose el respeto de jugadores, directivos y aficionados, a pesar de que su explosividad como pelotero también la llevó consigo a su nueva función, lo cual le trajo más de un inconveniente en los terrenos de juego, como aquel suceso histórico con el pelotero santiaguero Pero Poll.
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En una reciente entrevista ofrecida al periodista deportivo Evyan Guerra para su canal de YouTube, el experimentado hombre de beisbol que cumplirá 82 años en este 2022, dialogó sobre diferentes cuestiones de interés para los seguidores de la pelota cubana.
Sobre las condiciones de los terrenos durante la época en la que jugó, con respecto a las actuales y la influencia de ello en la defensa y el crecimiento del número de errores, Águila expresó:
«Yo soy una persona de conversar poco, de hechos y no de palabras. Hay peloteros que llegan al terreno de juego y no cogen ninguna bola, luego vienen otros «más malos» y las cogen todas. Eso depende más de la calidad que tenga el jugador, de la práctica, de dónde se haya hecho pelotero»
«Justificaciones no hay. No la cogí porque no la pude coger y punto», enfatizó.
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Respecto al tema del público en los estadios y como puede afectar al trabajo de un árbitro o de un pelotero, argumentó:
«El público siempre es el público y va a ofender. Pero cuando uno está en el terreno tienes que olvidarte de eso. Lo que no se puede es atacar, hay que acudir a la riposta, tratar de que tu trabajo sea el mejor siempre, buscar la manera de hacerlo bien para que no te critiquen y olvidarte del público porque si no lo haces, tú mismo te estas afectando».
En su época como árbitro, no existía el llamado replay o revisión de las decisiones de los árbitros mediante el uso del vídeo, una medida que ha disminuido las «injusticias» en el beisbol a causa de jugadas «mal cantadas». Sobre el tema, Águila dijo:
«Me hubiese gusta en mi época, porque así no te equivocas. Cuando los managers reclaman, los árbitros se reúnen, se revisa la jugada y se viran las decisiones para atrás. Esa es una de las cosas más grandes que yo he visto en el beisbol».
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Germán Águila confesó que prefirió su etapa como jugador que como árbitro en Series Nacionales, aunque no dejó de reconocer que fue aplaudido impartiendo justicia.
«Mejor como jugador, sin dudas. Como árbitro sufría mucho cuando me equivocaba. Aunque a mí me aplaudieron. Eso fue en Italia, en Grosseto. Boté a ocho peloteros del juego pero me aplaudieron. Nadie quería ir allí a Grosseto, ni los árbitros norteamericanos ni los italianos, pero llegamos ahí (los árbitros cubanos) Iván Davis, (Alejandro) Montesinos, (Mario) Cossío, (Onelio) Ordaz, entre otros ya fallecidos… y a mí me sacaron el mejor árbitro de la liga. Boté a ocho, pero me aplaudieron. Eso fue en el año 1983».
«En Cuba me aplaudieron también, en el Sandino, allá en Villa Clara», agregó.
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El reconocido árbitro y destacado jugador de equipos capitalinos, opinó sobre el estado actual del beisbol cubano.
«Últimamente yo no he visto muchos juegos, pero me gustaría, sin que me quede nada por dentro, que pongan por televisión los juegos de Japón, de México, del mundo entero, porque mirando un juego por la televisión, aunque no lo creas, ayuda a un niño a interesarse por el beisbol y querer ser pelotero. Pero si no la ves, es muy difícil. En Cuba solamente se juega fútbol, porque es lo que ponen siempre (en la televisión). Yo estoy en contra de eso», concluyó.
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